Tal día como hoy del año 1748, hace 275 años, a las siete menos cuarto de la mañana, se producían una serie de movimientos sísmicos que hicieron temblar las comarcas centrales del País Valencià:  la Costera, la Vall d’Albaida, la Canal de Navarrés, la Ribera Alta i la Safor. El epicentro de aquel terremoto se localizó en el castillo de Montesa —sede de esta orden al País Valencià—, que, a pesar de la solidez de sus muros, quedó parcialmente destruido. Pocos años después, el día de Todos los Santos de 1755, se produjo un segundo movimiento sísmico en el territorio, con el epicentro localizado en el mismo lugar que el anterior, que provocó el derrumbe de aquella parte de los edificios que habían resistido el terremoto de 1748.

Además del castillo de Montesa, quedaron especialmente afectados los pueblos de Sellent (Ribera Alta), Torrent (L'Horta), Vallada (Costera) y Anna (Canal de Navarrés). No hay ningún recuento de víctimas, pero se estima que aquel terremoto podría haber causado unas doscientas víctimas mortales. Según las fuentes documentales, en Montesa, "quedaron muertos y sepultados Don Joseph Ortell, Prior del Convento, que estaba acabando de decir misa; Don Ignacio Oller, Prior de Alfama; Fray Andres Messeguer, cura de la villa de Onda; quatro Conventuales Sacerdotes; siete Novicios; un Lego; el Organista; y quatro Hombres más (sic) y Fray Rafael Casals, tan maltratado que acabó muriendo después en la villa de Canals”.

Pero la ciudad más afectada fue Xàtiva, que estaba en proceso de reconstrucción después de que en 1707 las tropas borbónicas la asaltaran y la calcinaran, y deportaran a Castilla a los supervivientes de aquella masacre. Según las fuentes documentales, “en la Ciudad de San Felipe (el nombre que le había impuesto el régimen borbónico a Xàtiva, después de autorizar su reconstrucción y el retorno de sus vecinos supervivientes), fue tan terrible el primer terremoto, que les pareció que se hundía el mundo. Las paredes maestras davan baybenes a una y otra parte, y se inclinavan para el suelo: los maderos crugian, se comprimian, y se levantavan en alto los techos y pavimentos, se golperavan las puertas y ventanas”.