Tal día como hoy del año 1909, hace 113 años, el Gobierno presidido por el monárquico conservador Antonio Maura, presionado por los acontecimientos recientes de Catalunya (la revuelta de la Semana Trágica) aprobaba una ley que dejaba, temporalmente, sin efecto la redención del servicio militar obligatorio y de las levas forzosas de reservistas para la guerra con la aportación de 1.500 pesetas de la época a la caja del Ministerio de Defensa español. En el año 1909, aquellas 1.500 pesetas equivalían a unos 50.000 euros actuales.

La revuelta de la Semana Trágica en Catalunya, especialmente en los centros industriales del país, había sido una protesta contra la guerra de Melilla (1909), urdida por el rey Alfonso XIII, el ministro Romanones y el naviero López Güell. Pero también había sido una protesta contra las clases privilegiadas, que pagaban las 1.500 pesetas para evitar que sus hijos fueran movilizados. Precisamente, en aquella guerra, el Gobierno había movilizado a 9.000 reservistas catalanes, que ya habían cumplido el servicio militar obligatorio y que eran la única fuente de recursos de sus familias.

En aquel contexto histórico, las clases populares no tenían capacidad de ahorro, y en ningún caso podían hacer frente a las 1.500 pesetas de la exención. Y tampoco existían las prestaciones públicas de carácter social; que, desde el momento en que los reservistas eran movilizados, habrían protegido económicamente a sus familias. Las masacres de soldados coloniales en manos del ejército indígena, en buena parte a causa de la actitud chulesca de los mandos españoles, había sumido miles de familias catalanas en la miseria más absoluta, sin posibilidades de salir adelante.

La suspensión de aquella ley de exención sólo tuvo un carácter temporal, pero marcó un hito en la terrible injusticia que marcaban las levas. No obstante, cuando el paisaje social en Catalunya se calmó, los gobiernos españoles recuperaron la ley de exención de las 1.500 pesetas, que no sería definitivamente derogada hasta pasados veintidós años, con la proclamación de la Segunda República (1931).