Tal día como hoy del año 1955, hace 68 años, el Consejo de Ministros del régimen franquista creaba el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, que pasaba a ser el segundo espacio protegido de los Pirineos, después del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Aragón), declarado en 1918. La declaración de protección de Aigüestortes i Sant Maurici tenía una larga historia que se remontaba a 1932. En aquella época, el gobierno de la Generalitat republicana puso en marcha el primer proyecto de parque natural para la zona, que no pudo materializarse debido a la Guerra Civil y a la liquidación del autogobierno tras la ocupación franquista del país.

En el proyecto franquista de 1955, claramente inspirado en el de la Generalitat de 1932, se acotó una superficie protegida de poco más de 9.000 hectáreas, que sería incrementada en sucesivas ampliaciones. Desde 1980, con la restauración del autogobierno, la Generalitat recuperó las competencias de Agricultura, que ya había gestionado en la época republicana (1931-1939), y desarrolló las de Medio Ambiente, de nueva creación, y endureció las medidas de protección del parque. Se amplió su superficie protegida y se prohibieron una serie de actividades, como la tala de árboles, la caza de animales o la acampada libre, que habían sido toleradas durante la etapa franquista.

Actualmente, es un espacio protegido de 40.852 hectáreas (cuatro veces su superficie inicial), que se extiende por las comarcas del Pallars Sobirà (este), el Pallars Jussà (sur), la Alta Ribagorça (oeste) y el país de Aran (norte). Acoge a una variada fauna formada por 340 especies de vertebrados, de las cuales 173 están protegidas. Entre dichas especies destacan el quebrantahuesos, el águila dorada, el urogallo, la perdiz blanca, el búho pirenaico, la perdiz gris, el treparriscos, el milano real, el desmán de los Pirineos, el tritón pirenaico y la lagartija pirenaica. Y alberga a 1.940 especies de flora, de las cuales 54 están protegidas, y una gran variedad de hongos y musgos, con especies únicas en la península Ibérica.