Tal día como hoy del año 1601, hace 420 años, en Madrid, el rey Felipe III firmaba la orden de traslado de la corte a Valladolid. De esta forma, se consumaba el primer gran pelotazo inmobiliario, la fabricación de la primera gran burbuja inmobiliaria de la historia hispánica; que, al margen de los beneficios que reportó a su principal instigador -el duque de Lerma (ministro plenipotenciario del rey Felipe III)-, ponía de relieve el clima de corrupción que imperaba en la corte de Madrid. El traslado de la corte hispánica a Valladolid fue una operación especulativa que, según algunas fuentes, habría generado plusvalías de más de dos millones de ducados castellanos (el equivalente actual a 500 millones de euros).

El año anterior, Lerma y un grupo de personajes de la cancillería que presidía- adquirieron, secretamente y a título particular, un mínimo de veinticuatro edificios situados en el centro de Valladolid; entonces una pequeña ciudad de la Corona castellanoleonesa. Poco después, iniciarían las maniobras para convencer al rey Felipe III de la conveniencia de trasladar la capitalidad de la monarquía hispánica a la vieja Pucela. El decreto que el 10 de enero de 1601 firmó el rey, comportaría un alud de compras de edificios en Valladolid, por parte de las familias oligárquicas con responsabilidades en la corte, que fueron adquiridos a precios muy superiores en relación a la operación de compra de Lerma.

Sólo cinco años más tarde (1606); Lerma y sus socios repitieron la operación sin embargo, en aquella ocasión en la inversa. Poco después del traslado a Valladolid (1602), aquel grupo de especuladores habían adquirido los edificios que sus clientes (sus compradores) habían dejado libres en Madrid. Las fuentes documentales revelan que por aquellas compras, Lerma y sus socios pagaron precios muy inferiores al valor real de aquellos patrimonios; pero en cambio, cuando se ordenó el retorno de la corte a Madrid, los antiguos propietarios de aquellas fincas tuvieron que pagar precios muy superiores a los que habían cobrado en 1602, para recuperar sus antiguas propiedades.