Tal día como hoy del año 1924, hace 96 años, el general Primo de Rivera —que había alcanzado el poder después del golpe de estado del 13/09/1923, ratificado por Alfonso XIII dos días después— ordenaba el cese de todos los diputados de la Mancomunitat de Catalunya y la liquidación de la cámara catalana. Según la prensa de la época (La Vanguardia, edición del 13/01/1924), el 12 de enero de 1924 se reunieron de urgencia —y por última vez— los diputados de la Mancomunitat, con la ausencia destacada del presidente de la institución Josep Puig i Cadafalch. Según la misma prensa, el presidente —que se había exiliado en Francia el 24/12/1923— no habría asistido a aquella última sesión, muy probablemente porque temía ser detenido y procesado por las autoridades del régimen dictatorial.

La mencionada prensa, en una pieza titulada "Actuaciones Militares" se esfuerza en desmentir los temores del presidente y de una buena parte de la opinión pública, pero en cambio publica la traducción al castellano de una carta que el presidente Puig i Cadafalch había dirigido al presidente en funciones Santiago Estapé i Pagès, que sugería que el régimen de Primo de Rivera no se detendría con la intervención de la Mancomunitat: "Por lo que leo, es la última vez que se reunirán los diputados de la Mancomunitat (...) Siento no estar presente en este momento histórico con los que hemos llevado una tarea, hoy ya indestructible que se quedará, en todo caso, en la memoria de los catalanes (...). Estoy seguro de que, pase lo que pase, todos han puesto en nuestra obra demasiado amor para que Dios no salve Catalunya".

Efectivamente, se cumplirían los pronósticos de Puig i Cadafalch, y poco después el mismo Primo de Rivera firmaría personalmente una batería de leyes persecutorias y represivas (ratificadas por Alfonso XIII) que tenían el propósito de desbaratar la obra política, tecnológica, infraestructural, educativa y cultural de la Mancomunitat, destruir el tejido asociativo catalán y liquidar para siempre la lengua y la cultura catalanas.