Tal día como hoy del año 1976, hace 48 años, en Barcelona, se celebraba la primera gran manifestación posdictadura franquista a favor de la amnistía a los presos políticos y de la restauración del autogobierno de Catalunya. Aquella manifestación se llevó a cabo tan solo dos meses y medio después de la muerte del dictador Franco; y cuando el estado español todavía no había iniciado el camino hacia el establecimiento de un régimen constitucional. El lema de aquella manifestación fue "Llibertat, amnistia i Estatut d’Autonomia" y congregó a unas 75.000 personas que se organizaron en varias columnas humanas que desde los barrios se dirigieron hacia el centro de la ciudad.

Aquella manifestación venía precedida de una anterior que se había celebrado siete días antes (1 de febrero de 1976) que había sido la que dio el pistoletazo de salida a una etapa de grandes protestas y que había acabado con varias cargas de los antidisturbios de la policía española, llamados popularmente y despectivamente "grises". Aquella primera concentración, que se había celebrado en el cruce del paseo de Sant Joan y de la Travessera de Gràcia, había reunido a unas 12.000 personas; y los organizadores (la Assemblea de Catalunya y la Federació d'Associacions de Veïns de Barcelona), animados por el éxito de aquella primera iniciativa, convocarían la del día 8 de febrero.

El gobernador civil de Barcelona, Salvador Sánchez-Terán (que después haría carrera política con la UCD de Suárez), asustado por la dimensión que tomaba aquel movimiento ciudadano, desautorizó la manifestación, pero las entidades organizadoras mantuvieron la convocatoria argumentando que la negativa gubernativa había llegado tan solo unas horas antes del inicio de la marcha, y ya no había tiempo de desconvocarla. La respuesta de Sánchez-Terán sería la de sacar los "grises" a la calle, y durante aquella jornada reivindicativa la policía española protagonizaría escenas de gran violencia contra personas y familias que se manifestaban pacíficamente.

Después de aquella primera gran manifestación vendrían, entre otras, la organización, convocatoria y celebración de la Diada de Sant Boi (11 de septiembre de 1976), que, a pesar del clima de represión que presidía en la España posfranquista del momento, reunió a más de 100.000 personas para honrar la figura de Rafael Casanova, enterrado en esta ciudad del Baix Llobregat. Posteriormente, Sánchez-Terán sería uno de los delegados del ejecutivo español en las negociaciones con el president Tarradellas para el retorno de Generalitat de Catalunya desde el exilio francés, que culminarían con el restablecimiento provisional de la institución un año y medio más tarde (29 de septiembre de 1977).