Tal día como hoy del año 1703, hace 321 años, en Lisboa, el rey Pedro II de Portugal firmaba un tratado comercial con Inglaterra que implicaba un cambio radical en el posicionamiento de la corona portuguesa con relación al conflicto sucesorio hispánico. Inicialmente (1701), Pedro II había brindado su apoyo al nuevo eje borbónico París-Madrid, formado por Luis XIV de Francia y Felipe V de las Españas. Pero las presiones internas y externas lo hicieron cambiar de opinión. Pedro II, en conflicto permanente con el estamento nobiliario debido a sus políticas absolutistas, siempre buscó el apoyo de las clases mercantiles, que lo acabarían conduciendo hacia un tratado con Inglaterra.

El tratado luso-inglés hacía referencia a la producción y exportación de vinos portugueses a Inglaterra y de tejidos ingleses a Portugal. Pero la red diplomática centroeuropea también tuvo un papel relevante en ese nuevo posicionamiento. El rey Pedro II había estado casado con Sofía del Palatinado-Neuburg, madre de todos sus hijos, y fallecida poco antes debido a una infección cutánea denominada fuego de San Antonio (1699). En 1703, Sofía era la difunta hermana de Leonor, esposa del emperador Leopoldo I; era la difunta tía de Carlos de Habsburgo, y era la difunta prima-hermana de Jorge de Hesse-Darmstadt, jefe de la revolución austracista en Catalunya.

Ese cambio de postura imprimió un nuevo ritmo a la guerra. Un año después (4 de mayo de 1704), Carlos de Habsburgo desembarcaba en Lisboa liderando un ejército de 6.000 efectivos (4.000 ingleses y 2.000 neerlandeses). Este contingente se añadiría a un ejército portugués formado por 20.000 efectivos, que fustigó a las guarniciones fronterizas hispánicas. Dichas maniobras eran, en realidad, operaciones de distracción mientras los ejércitos de la alianza internacional austracista (ingleses y neerlandeses) desembarcaban en Catalunya (1704 y 1705) y lograban que las cortes catalanas proclamaran a Carles conde de Barcelona (9 de noviembre, 1705).