Tal día como hoy del año 1851, hace 171 años, en Barcelona; un grupo de grandes propietarios agrarios catalanes fundaba el Institut Agrícola Català de Sant Isidre; que tenía como objetivos la defensa de sus intereses y el fomento del estudio de las técnicas agrícolas. Aquella institución nació en un contexto expansivo del sistema económico capitalista, impulsado por la Revolución Industrial, y se articuló como un medio de protección del medio productivo agropecuario contra el liberalismo político y económico que estaba imponiendo la burguesía industrial urbana. El Institut Agrícola Català de Sant Isidre, a través de los grandes propietarios rurales del país, reunía el carlismo sociológico del Principat (conservador, monárquico y tradicionalista).

No obstante, los diarios constituyentes del Institut revelan que sus promotores tenían la ambición de impulsar un cambio de modelo en el campo catalán: se pretendía implementar los avances tecnológicos y los conocimientos académicos para mejorar el rendimiento de las explotaciones y revolucionar la vida rural. Los promotores de la iniciativa fueron el ingeniero agrónomo Ramon de Casanova y de Mir (Vic, 1811 – Barcelona, 1875), autor de varios ensayos agropecuarios; el propietario agrario Josep Maria Despujol i Ferrer de Sant Jordi (Barcelona, 1804 – 1881), padre del furibundo antirrepublicano y antiobrero Eulogio Despujol; y el investigador Antoni de Gayolà (? - ?, 1856); que acto seguido pasaría a ocupar varios cargos en la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona.

La sesión constitutiva del Institut Agrícola Català de Sant Isidre se celebró en el Salón de Agricultura del palacio de la Diputació de Barcelona; y fue nombrado primer presidente el profesor de la Universidad de Barcelona, Josep Bertran y Ros (Barcelona, 1795 – 1855), abuelo del fundador de la Liga Regionalista y, posteriormente, espía franquista Josep Bertran i Musitu. Durante su siglo largo de existencia, el Institut ha sido dirigido por personalidades del mundo ideológico conservador, e incluso reaccionario, catalán. Fueron especialmente combativos con el Govern de Catalunya cuando, en 1934, el gabinete del president Companys sacó adelante la progresista Ley de Cultivos de Cepa que pretendía acabar con un trato casi feudal de los campesinos arrendatarios.