Tal día como hoy del año 1521, hace 501 años, en Roma, moría Giovanni di Lorenzo de Médici (Florencia, 1475), que había sido el 217.º pontífice de la Iglesia católica, con el nombre de León X, desde el 9 de marzo de 1513 hasta el día de su deceso. La elección del llamado papa Médici se produjo en un contexto político de gran rivalidad por el liderazgo europeo entre Fernando el Católico, rey de la corona catalanoaragonesa y regente de la corona castellanoleonesa, y Luis XII, rey de la monarquía francesa. En aquel conflicto, que se había escenificado en la península italiana, los Médici, duques independientes de la Toscana, habían gravitado hacia la órbita francesa, y este posicionamiento se revelaría altamente acertado a sus intereses con la elección de León X; que llegaría al sitial de San Pedro con el apoyo de los cardenales franceses y los del norte de Italia.

La elección de León X —el papa Médici— desbarató los planes del rey católico. Fernando, antes de su boda con Isabel I de Castilla, había tenido dos hijos de dos relaciones extramatrimoniales: Juana (Agramunt, 1469) y Alfonso (Cervera, 1470). Pasados los años, Fernando, que nunca había abandonado a sus hijos ilegítimos (los reconoció y les dio su nombre), pactó con Isabel —su esposa— y con Aldonça Roig de Ivorra (la madre de Alfonso) que Juan (Sevilla, 1478), hijo legítimo de la pareja real, sería el heredero de los tronos de Barcelona y de Toledo. Y que Alfonso nunca reclamaría los derechos dinásticos que le podían corresponder como hijo del rey Fernando. Y que, a cambio, se le procuraría una ambiciosa y fulgurante carrera eclesiástica que tenía que culminar en el sitial de San Pedro.

En 1478 (año de nacimiento de Joan), Alfonso, con tan solo ocho años de edad, fue nombrado arzobispo de Zaragoza. Y en 1482, con tan solo doce años, sumó la dignidad de arzobispo de València. Por otra parte, en 1497, Juan fue casado con Margarita Habsburgo, hija del emperador del Sacro Imperio. La ambición de Fernando era convertir a su heredero legítimo, Juan de Trastámara, en el soberano más poderoso del continente, el nuevo "césar" de la Europa del Renacimiento. Y convertir a su hijo nacido de una relación extramatrimonial, Alfonso de Trastámara, en el pontífice de Roma, la cabeza espiritual de la cristiandad. Pero no consiguió ni una cosa ni la otra. Juan murió prematuramente y sin descendencia (1498) y Alfonso no sobrevivió a su rival Médici (1520), y no pudo tener una segunda oportunidad.