Tal día como hoy del año 1605, hace 419 años, en Valladolid (Corona castellanoleonesa), nacía Felipe de Habsburgo, tercer hijo (primer varón) y sucesor de Felipe III y de Margarida de Austria, reyes de la monarquía hispánica. El nacimiento de Felipe había sido precedido del de sus hermanas Anna (1601-1666), que, posteriormente, se convertiría en la esposa de Luis XIV de Francia y en la abuela del futuro Felipe V, y María (1603) muerta al nacer. Felipe había nacido en Valladolid porque su padre había consentido el traslado de la capitalidad de la monarquía hispánica a esta ciudad, en la que había sido una gran operación especulativa (urdida por el primer ministro, el duque de Lerma), que sería la primera burbuja inmobiliaria de la historia universal.

Felipe IV se sentó en el trono con dieciséis años (1621) después de la prematura y misteriosa muerte de su padre. Y lo primero que hizo fue cesar el gobierno de su antecesor y nombrar primer ministro a su tutor Baltasar de Zúñiga, líder del partido nobiliario opuesto a Lerma i Uceda (los "validos" de Felipe III). Zúñiga murió, también, de forma prematura y misteriosa, y Felipe IV lo sustituyó por su sobrino Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, que ejercería el cargo durante veintiún años (1643), hasta que fue destituido y desterrado por el estrepitoso fracaso de sus políticas con Catalunya y con Francia. Olivares sería el causante de la terrible crisis catalana (1635-1640) que desembocaría en la Revolución de los Segadores (1640) y en la Guerra de Separación (1640-1652/59).

Precisamente esta guerra marcaría el fin del liderazgo hispánico en el concierto internacional, que ostentaba desde 1518, cuando Carlos de Gante había reunido las herencias paterna y materna y se había convertido en el monarca más poderoso del mundo. La monarquía francesa sustituiría la hispánica en este liderazgo, y el relevo se escenificaría en la firma de la Paz de los Pirineos (1659-1660). No obstante, el poder español nunca supo hacer una lectura de las consecuencias que implicaba enfrentarse a Catalunya, y posteriormente, en otro conflicto con los catalanes (Guerra de Sucesión, 1701-1715), España perdería la segunda posición que mantenía desde 1659-1660 y pasaría a ser una simple comparsa en el concierto internacional.