Tal día como hoy del año 1816, hace 207 años, en Santiago de Chile (entonces colonia española de Chile); nacía Dorotea de Chopitea y de Villota; que, pasados los años, se convertiría en la pionera de la obra social moderna en Catalunya. Cuando Chopitea empezó su labor (1844), Barcelona era una ciudad de más 200.000 habitantes, recluidos dentro de las murallas por imposición del régimen borbónico, y con graves problemas infraestructurales y sociales. Las familias obreras, tanto las de la ciudad como las de los pueblos de la plana, malvivían en pésimas condiciones y con escasas expectativas de mejora. Chopitea, con sus propios recursos, crearía infraestructuras sanitarias y educativas destinadas a cubrir las necesidades de aquella Barcelona que crecía a marchas forzadas.

En 1844 participó en la fundación del colegio del Sagrat Cor de Sarrià, destinado a las niñas de las clases humildes de la villa. En 1860 fundó una residencia para los hijos de los trabajadores de talleres y fábricas de Barcelona, que sería el precedente más remoto de los actuales jardines de infancia. En 1868 fundó el primer hospital pediátrico de la historia peninsular, que dirigiría el padre Benet Menni, de la orden de Sant Joan de Déu. En 1879 fundó el Hospital del Sagrat Cor. Y después de 1882, cuando enviudó, se entregó a una ardua tarea de fundación de hospicios, asilos y escuelas. La más famosa sería la Escuela-Taller de Artes Gráficas de Sarrià (1884), destinada a la formación profesional de los hijos de las clases humildes de la villa.

Dorotea de Chopitea era hija del comerciante vasco Nicolas de Chopitea, originario Lekeitio (Vizcaya), que había hecho fortuna en Chile y que, durante el proceso revolucionario que conduciría aquella colonia a la independencia, se marchó y se instaló con su familia en Barcelona (1819). En 1832, con tan solo dieciséis años, se casó con el industrial metalúrgico Josep Maria Serra i Muñoz, también nacido en Chile pero de padre catalán. Dorotea y Josep Maria se establecieron en la calle Montcada y tuvieron seis hijas. Después de una larga vida de compromiso social, murió en Barcelona a los 75 años; y legó toda su fortuna personal (la que había quedado después de las dotes a las hijas) en obras sociales iniciadas o en proyecto. Sus hijas continuaron su labor.