Tal día como hoy del año 1645, hace 377 años, en Villanueva de los Infantes (Corona castellanoleonesa) moría Francisco de Quevedo y Villegas; que había sido uno de los escritores en castellano más prolíficos de su época, y que había sido pionero en la fabricación del discurso anticatalán del régimen hispánico. Al margen de su actividad artística (está considerado una de las figuras banderas de la literatura barroca castellana, nombrada "Siglo de Oro"), durante una parte de su vida trabajó al servicio del conde-duque de Olivares, creando una propaganda que pretendía presentar a los catalanes como el problema que impedía a la monarquía hispánica remontar el vuelo y salir de la profunda crisis en la que estaba inmersa.

Quevedo trabajó como propagandista del régimen hispánico durante una parte del periodo de crisis y conflicto entre la monarquía hispánica y Catalunya (1631-1639). Durante aquella etapa Olivares había intentado, sin éxito, modificar al alza la aportación pactada de los catalanes a las arcas centrales hispánicas. Y se había vengado desviando el frente de guerra con Francia en el Rosellón y llenando Catalunya de militares hispánicos que habían cometido auténticas atrocidades contra la población civil catalana (1635-1640). No obstante, en 1639, Quevedo se dio cuenta de que aquella brutalidad obedecía a los intereses personales de Olivares y de Felipe IV y los criticó públicamente. Entonces perdió el favor del poder y fue encarcelado y, después, desterrado en el pueblo manchego de Villanueva de los Infantes.

A través de su obra literaria, ampliamente difundida durante su etapa como propagandista de la cancillería hispánica, publicó citas como: "La rebelión de Barcelona no es por el güevo ni por el fuero”; “El catalán es la criatura más triste y miserable que Dios crió”; “Son los catalanes el ladrón de tres manos, que para robar en las iglesias, hincado de rodillas, juntaba con la izquierda otra de palo, y en tanto que viéndole puestas las dos manos, le juzgaban devoto, robaba con la derecha”; y “En tanto quedase un solo catalán y piedras en los campos, hemos de tener enemigo y guerra”. Poco después de su destierro (1639), fue cesado Olivares (1642) por los continuados fracasos hispánicos en Catalunya. Pero Quevedo no fue rehabilitado.

Imagen principal: Retrato de Quevedo (1599). Fuente: Wikimedia Commons.