Tal día como hoy del año 2004, hace 19 años, en Surrey (Inglaterra), moría Pepa Colomer i Luque, que había sido la primera aviadora catalana de la historia. Pepa Colomer nació en Barcelona el año 1913, en una familia formada por Josep Colomer, fabricante textil de Sabadell y Encarnació Luque, maestra de escuela de la capital catalana. Sus progenitores eran personas de ideología progresista y la hicieron estudiar en el Instituto de Cultura y Biblioteca Popular de la Mujer, fundado por Francesca Bonnemaison, que proponía un nuevo modelo de mujer culta, consciente de la situación social y política y, a la vez, conocedora y transmisora de los valores tradicionales.

Pepa Colomer tuvo, desde muy joven, una fuerte inclinación por el mundo de la aviación, que, en aquel momento, justo empezaba. El 19 de enero de 1931, con diecisiete años y diez meses, obtenía el título de piloto de aviación. Para conseguir hacer los estudios, las prácticas y la prueba final que la capacitaba para pilotar aviones, su padre y ella tuvieron que convencer a Josep Canudas, en aquel momento director de la Escuela de Vuelo de Barcelona, y que más tarde sería el fundador de la primera línea aérea catalana (Barcelona – la Seu d'Urgell), y director de la Escuela de Pilotos de la Generalitat, formando pilotos que combatían con la aviación republicana en el conflicto civil español (1936-1939).

Hasta el estallido de la Guerra Civil (1931-1936), Pepa Colomer trabajó en la aviación comercial: en vuelos que exhibían pancartas publicitarias, o vuelos que transportaban mercancías. Al estallar el conflicto civil (1936) ya era una aviadora experimentada, y fue nombrada profesora de la Escuela de Pilotos de la Generalitat, a las órdenes de su antiguo formador, Josep Canudas. También, durante este periodo bélico, pilotó aviones militares en tareas de vigilancia, de traslado de heridos del frente en los hospitales de la retaguardia, y —por orden del president Companys— de evacuación de personas amenazadas de muerte por los elementos revolucionarios incontrolados.

Al acabar el conflicto se exilió en Inglaterra, junto al que había sido su profesor de aviación, Josep Maria Carreras i Dexeus, y que sería su marido. En el exilio no volvió a pilotar un avión, y cuando se le preguntaba por qué, su respuesta siempre fue la misma, porque en Inglaterra no había trabajo para ella como piloto. En cambio, su marido pasó a formar parte de la Royal Air Force como piloto de combate y participó en varias batallas aéreas de la II Guerra Mundial (1939-1945). Pepa Colomer no volvió a residir en Catalunya, pero antes de morir ordenó que sus cenizas fueran enterradas en el cementerio de Reus, ciudad donde vivían familiares y amigos.