Tal día como hoy del año 1320, hace 700 años, moría en Tesalónica (entonces Imperio bizantino y actualmente Grecia), el emperador bizantino Miguel IX (tercer monarca de la dinastía de los Paleólogos), Cuando su padre Andrónico II lo asoció al trono (1295), el Imperio bizantino había perdido las tres cuartas partes de los dominios territoriales de su predecesor: el Imperio romano de oriente, creado mil años antes (324). Además, se encontraba gravemente amenazado por la expansión otomana, con que, el año 1300, ya se había situado tan sólo a doscientos kilómetros al este de la capital (Constantinopla).

Fueron precisamente Andrónico y Miguel los que solicitaron los servicios de la Compañía Catalana de Oriente (1303), conocida como los Almogávares, rompiendo la vieja tradición bizantina de recurrir a los ejércitos de la nación alana como mercenarios. No obstante, Ramon Muntaner -en sus Crónicas- revela que la contratación de los catalanes no fue nunca bien vista por Miquel, que -a diferencia de su padre- habría preferido seguir contando con los alanos. Posteriormente Miquel, a quien Muntaner describe como un hombre rencoroso y cruel, se mostró muy contrariado por los éxitos de los almogávares.

Miguel IX Paleólogo invitó a Roger de Flor y su estado mayor a un banquete para, pretendidamente, homenajear a los almogávares. Al mismo tiempo había urdido una alianza con alanos y otomanos para exterminar a los catalanes. En Adrianópolis (30/04/1305) -en el transcurso del banquete- asesinó y descuartizó a Roger de Flor y sus principales oficiales. Pero, en cambio, los 9.000 turcos y alanos que había contratado no consiguieron su objetivo. El relevo de Roger, Berenguer d'Entença, reorganizó a los Almogávares y emprendió una campaña a sangre y fuego conocida como la Venganza Catalana.

Después de aquellos hechos, que culminarían con la ocupación catalana de la península de la Ática y la creación de los ducados catalanes de Atenas y Neopatria, los poderes bizantinos lo señalaron como el responsable de aquella crisis. Y en aquel contexto de amenaza externa y de oposición interna, acabaría refugiado en casa de su madre -en Tesalónica- y moriría al conocer la noticia que su primogénito y heredero había sido asesinado por su segundo hijo.