Tal día como hoy del año 1661, hace 363 años, en Vincennes (Francia) moría el cardenal Jules Mazzarini, que había sido ministro plenipotenciario de la monarquía francesa durante diecinueve años (1642-1661). Durante este periodo, la monarquía francesa relevó a la hispánica como primera potencia mundial. Desde la unión dinástica de las coronas catalanoaragonesa y castellanoleonesa (1479), la monarquía nunca había cedido un palmo de territorio de los estados matrices, hasta que con la Paz de los Pirineos (1659-1660), el rey hispánico Felipe IV entregó los territorios ultrapirenaicos de Catalunya a Luis XIV de Francia. Con esta vergonzosa cesión se materializaba el relevo en el liderazgo europeo.

Mazzarini se rodeó de un extraordinario equipo diplomático que tenía un gran conocimiento de la geografía catalana y que contrastaba con la escasa preparación de los negociadores hispánicos y el desconocimiento absoluto que tenían de Catalunya. Tanto fue así que en 1660 Mazzarini consiguió reabrir los pactos del año anterior, y retocar las fronteras en beneficio de Francia. El argumento que Francia buscaba restaurar los viejos límites de la provincia romana de la Galia (siguiendo el vierteagua de los Pirineos) se demostró un simple pretexto. En aquella segunda tanda negociadora obtuvieron el dominio de la Alta Cerdanya, que es de la vertiente sur (de la cuenca hidrográfica del Segre).

Durante la Guerra de Separación de Catalunya (1640-1652/59) mantendría una posición de ambigüedad con el gobierno catalán, con etapas de estrecha colaboración que se alternarían con periodos de frialdad o, incluso, de tensión entre Barcelona y París. Finalmente, acabaría teniendo una mala opinión de los catalanes (como su patrón, el rey Luis XIV), pero que no le haría perder el interés en Catalunya. Nunca ocultó que su prioridad era incorporar los Países Bajos hispánicos —la actual Bélgica— a los dominios franceses. Pero nunca rechazó la oferta hispánica (la Catalunya Nord a cambio de la paz), porque siempre confió en que, tarde o temprano, Flandes y Catalunya acabarían formando parte del reino de Francia.