Tal día como hoy del año 1375, hace 649 años, en Lleida, moría Leonor de Sicilia, tercera mujer del rey Pedro III y madre de los dos únicos hijos varones del monarca que superaron la infancia, y que —en ambos casos— serían reyes. Juan I (que reinó entre 1387 y 1396) y Martín I (que reinó entre 1396 y 1410) serían los dos últimos monarcas de la estirpe nacional catalana de los Bellónidas, que habían gobernado ininterrumpidamente el país desde el conde carolingio Wifredo el Velloso (870). Tras la muerte, sin sucesión legítima, del rey Martín I, el trono de Barcelona pasaría a manos de la estirpe extranjera de los Trastámara.

Según las fuentes documentales de la época, Leonor fue una mujer con una gran capacidad de decisión, que pondría de manifiesto desde un primer momento. En 1349, su primo-segundo y futuro marido, Pedro, había quedado viudo por segunda vez, y en los dos anteriores matrimonios (con María de Navarra y con Leonor de Portugal) había tenido cuatro hijos, pero solo un hijo varón (Pedro), que moriría siendo un bebé. Leonor de Sicilia, contra la opinión de su padre, el rey Pedro de Sicilia y de la cancillería de Palermo, se comprometió con su primo-segundo. Había pactado que estaría asociada al poder y escapó con la ayuda de los espías catalanes situados a la corte de Palermo.

Leonor no decepcionó las expectativas creadas. Dotada de una gran inteligencia política, fue una extraordinaria gobernante. Como reina, vivió la terrible crisis sanitaria de la peste negra (1348-1351) y la peor crisis económica —derivada de los efectos de dicha epidemia— desde la destrucción andalusí de Al-Mansur (985). Pero apoyó las iniciativas del estamento mercantil (potenciación del Consolat de Mar, construcción de la Casa de la Llotja) para salir de la crisis. Su nieta Violante de Aragón (1384-1442) heredaría su extraordinaria inteligencia política y sería la arquitecta de la victoria política y militar de Francia en la guerra de los Cien Años (1337-1453).