Tal día como hoy del año 1844, hace 179 años, en Florencia (entonces ducado independiente de Toscana) moría José Bonaparte, que entre 1808 y 1814 había sido rey constitucional de España con el nombre de José I. Había llegado al trono de Madrid después de que Carlos IV y Fernando VII se vendieran la corona española a Napoleón I, emperador de los franceses, y este la cediera a su hermano mayor. Durante esta etapa, Catalunya fue separada del reino español e incorporada al Primer Imperio francés; y la autoridad de José I sobre el conjunto del territorio que le quedaba siempre fue precaria. Solo fue efectiva en las grandes ciudades (Madrid, València, Sevilla, Málaga, Granada, Alacant) y en las comarcas situadas en torno a estos núcleos.

José I desplegó una política que pretendía conducir el reino español a la modernidad. Llegó con una constitución, llamada de Bayona (1808), que sería la primera de la historia. Derogó la Inquisición y limitó el papel de la nobleza y de la Iglesia en la vida pública española. E impulsó las reformas urbanísticas de varias ciudades con el objetivo de mejorar las condiciones de salubridad de sus habitantes y promover la actividad económica de aquellas plazas. Pero sus medidas chocaron con la aristocracia latifundista castellano-andaluza y con las jerarquías eclesiásticas del reino, que lo veían como una amenaza a sus privilegios de clase.

Durante su reinado, el reducto sedicioso de Cádiz le colgó el mote de "Pepe Botella", pero nunca nadie ha podido demostrar que José tuviera afición por el alcohol. En cambio, sí que mantuvo varias relaciones extramatrimoniales que fueron profusamente divulgadas por sus enemigos políticos. En Vitoria-Gasteiz mantuvo una relación con Pilar Acedo y Sarria, esposa y, después, viuda de su asesor militar Ortuño de Aguirre. En la capital del reino corría una "copla" que decía "La Montehermoso/ tiene un tintero/ donde moja su pluma/ José primero". Y en Madrid, tuvo varias relaciones con esposas de oficiales de su guardia, con esposas de negociantes que obtenían una posición de ventaja gracias a aquellas relaciones, y con cantantes de ópera.