Tal día como hoy del año 1536, hace 487 años, en Llíria (País Valencià), moría Germana de Foix, que fue la segunda esposa del rey Fernando el Católico, y con el cual engendró un bebé que no sobrevivió a la niñez, pero que estaba llamado a reinar los Estados de la corona catalanoaragonesa. Aquel bebé, de nombre Juan (1509), tenía que reinar para deshacer la unión dinástica hispánica creada con el matrimonio de Fernando e Isabel (1469). La muerte del único hijo varón que había tenido con la castellana (Juan, 1477-1497), y el desplazamiento de los derechos sucesorios a favor de un nieto de apellido Habsburgo (Carlos de Gante), lo había empujado a abandonar el proyecto hispánico.

Germana de Foix era hija de Juan de Foix (de la casa catalano-occitana de Foix y de la casa real navarra) y de María de Orleans (hermana del rey Luis XII de Francia). Cuando llegó a los territorios de la monarquía hispánica (1506) era notablemente más joven que su futuro esposo: ella tenía dieciocho años y el rey viudo tenía cincuenta y cuatro. Aquel matrimonio fue negociado directamente por Fernando, y tenía el objetivo de acercar los intereses políticos de las coronas catalanoaragonesa, navarra y francesa, y crear una alianza con suficiente musculatura para derrotar el eje Castilla-Austria, que estaba en manos de los Habsburgo desde la muerte del heredero Juan (1497).

El retoño de Fernando y Germana murió prácticamente al nacer, y ya no tuvieron más descendencia, en buena parte por incapacidad del rey Fernando, que tenía ya una edad muy avanzada para la época. Fernando murió en 1516 sin culminar su proyecto. Y la viuda, Germana, se convirtió en la amante de Carlos de Gante, el nieto de su difunto esposo y flamante nuevo rey. Germana (Foix, 1488) y Carlos (Gante, 1500) mantuvieron una tórrida relación que culminó con el nacimiento de una niña, que sería recluida en un convento. Poco después, cuando el escándalo había trascendido las paredes de palacio, Carlos la casó con un militar de su confianza y la nombró virreina de Valencia.

Durante su gobierno en el País Valencià (a partir de la derrota y el fin de la rebelión de las Germanías), dirigió la brutal represión hispánica contra los sublevados que se cobró miles de víctimas, entre confiscados, encarcelados y ejecutados. También durante su estancia en València (1523-1536) creó una corte muy lujosa que rivalizaba con la de Toledo, pero no hizo la más mínima concesión a la lengua y a la cultura catalanas. Germana de Foix introdujo la lengua y la cultura castellanas entre las clases nobiliarias valencianas, que la adoptaron como pago por la ayuda que les había brinado la corona hispánica para derrotar a los revolucionarios de las hermandades.