Tal día como hoy del año 1150, hace 870 años, moría cerca de Estella-Lizarra (Navarra), el rey García Ramírez de Pamplona; que, poco antes, había promovido y negociado el matrimonio de su hija Blanca con el conde independiente Ramon Berenguer IV de Barcelona. García Ramírez no era hijo de reyes, sino que a la muerte sin descendencia de Alfonso I de Aragón y de Pamplona (que había testado a favor de las órdenes del Templo y del Hospital), fue elegido por las oligarquías navarras como nuevo rey (1134), de la misma forma que las aragonesas coronaron a Ramiro II el Monje (1134).

Los nuevos dos reyes, eran el hermano (Ramiro) y el sobrino (García) del rey difunto (Alfonso). Y los dos -por diferentes motivos- intentaron casar a sus hijas, Petronila (la del monje) y Blanca (la del navarro) con Ramón Berenguer IV, conde independiente de Barcelona. En el caso de Petronila -heredera de Ramiro- el rey y las oligarquías aragonesas buscaban una unión dinástica con Barcelona para garantizar la pervivencia y la independencia de Aragón, en aquel momento semiocupada y amenazada por las tropas castellanoleonesas y navarras.

Y en el caso de Blanca (segunda en la línea sucesoria en el trono navarro), para impedir el matrimonio de Petronila y Ramon Berenguer IV. En aquel momento, marcado por la debilidad política y militar de la monarquía aragonesa, García Ramírez y las oligarquías navarras habían previsto ocupar Aragón, reintegrar su territorio a la monarquía de Pamplona e imponerle, de nuevo, la condición de condado dependiente de que había tenido anteriormente. Finalmente, aunque las negociaciones estaban muy avanzadas, la inesperada muerte de García Ramírez precipitó las bodas de Ramón Berenguer IV y Petronila.