Tal día como hoy del año 1989, hace 35 años, en Beaver Creek Resort (Colorado-Estados Unidos) moría en extrañas circunstancias Alfonso de Borbó y Dampierre, primogénito de Jaime de Borbón. El padre de Alfonso de Borbón era el primogénito del rey Alfonso XIII, pero fue obligado a renunciar a la sucesión a la corona (1934) por una limitación física (en 1912, con cuatro años, había quedado sordo después de ser sometido a una intervención quirúrgica por una doble mastoiditis). Si Jaime de Borbón no hubiera sido forzado a renunciar a sus derechos, habría ejercido el papel que, más adelante, jugó su hermano pequeño, Juan de Borbón, y su primogénito Alfonso habría sido coronado rey de España en lugar de Juan Carlos I.

Esta era la posibilidad de que contemplaban amplios sectores de la ultraderecha española durante los últimos años de la dictadura. Tanto el dictador Franco, como una parte muy significativa de los mandos del ejército español, como los sectores más inmovilistas del régimen nacionalcatólico, detestaban profundamente a Juan de Borbón. Incluso Franco aceptó que su única nieta, Carmen Martinez-Bordiu, fuera casada con Alfonso de Borbón (1979). Pero las cortes franquistas (por imposición del dictador y de su entorno personal) habían aprobado la "Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado" (1969), que proclamaba a Juan Carlos de Borbón (hijo de Juan de Borbón y, por lo tanto, sobrino de Jaime de Borbón) sucesor de Franco.

Alfonso de Borbón, conocedor de las simpatías que despertaba entre los sectores ultraderechistas españoles, se postuló en diferentes ocasiones como sucesor de Franco en calidad de rey de España. Pero tras la muerte de Franco (1975), el rey Juan Carlos I, a pesar de haber sido nombrado a la sucesión por un dictador, puso en práctica una política aperturista que le aportaría el apoyo de las fuerzas democráticas. En cierto sentido, se reprodujo el paisaje posterior a la muerte de Fernando VII (1833): los demócratas (que jugarían el papel de los liberales) se alinearon con Juan Carlos y la ultraderecha (en el papel de los carlistas) reclamaron la corona para Alfonso.

La consolidación del régimen constitucional de 1978 apagaría las opciones de Alfonso. A todo eso se sumó una serie de desgracias personales que sufrió, y que lo alejaron, todavía más, de su objetivo: la ruptura de su matrimonio con la nieta del, entonces, difunto dictador (1979) y la muerte de su primogénito en un accidente de tráfico (1984). Su muerte (1989) se produjo mientras esquiaba y, según las fuentes oficiales, fue a causa de un cable invisible que cruzaba la pista y que le segó el cuello. Tiempo después, su hijo pequeño, Luis Alfonso, se proclamaría heredero de los derechos de su padre a la corona española (como descendiente del primogénito de Alfonso XIII) y de la corona francesa (como descendiente de Luis Felipe I, el último Borbón en el trono de París, 1848).