Tal día como hoy del año 934, hace 1.088 años, en París, moría Emma de Francia, esposa del rey usurpador Raúl I, segundo monarca del segundo paréntesis denominado "robertino" (922-936) que más tarde pondría fin a la dinastía carolingia (751-987) y daría paso a la estirpe Capeto (987-1328). Emma, nacida el año 894 en algún lugar del norte del reino carolingio de Francia, fue casada con Raúl de Borgoña (921), uno de los grandes aristócratas del reino, y colaboraría decisivamente con su esposo, en la represión de los grupos nobiliarios que se mantenían leales en la depuesta estirpe carolingia.

Los condes carolingios catalanes (dependientes del poder central) formaban una misma estirpe. Todos eran descendientes de Wifredo el Velloso, conde de Urgell y de Barcelona (870-897), que se había casado con Guinidilda, hija de Judit de Flandes, nieta del rey Carlos II de Francia, y tataranieta del emperador Carlomagno; y que había sido el primero en transmitir el cargo por herencia. Por lo tanto, en aquel conflicto dinástico los Bellónidas catalanes —que desde Wifredo y Guinidilda eran una rama menor de la familia imperial— se habían posicionado, claramente, a favor de la estirpe carolingia.

Emma detestaría profundamente a los Bellónidas catalanes, y contribuiría a alimentar la mala fama que los precedía (eran los representantes del Estado en los confines salvajes del reino). No obstante, aquella tensión no duró mucho tiempo. Según algunas fuentes, Emma murió después de doce años de reinado, al mismo tiempo que su único hijo recién nacido. También las fuentes atribuyen a aquel muerto a un parto muy tardío (Emma tenía cuarenta años, una edad muy avanzada para la época). Tan solo dos años después moría Raúl (936), y los carolingios recuperaban la corona en la persona de Luis IV.