Tal día como hoy del año 1478, hace 545 años, en Barcelona, moría Miquel Delgado, 33.er president de la Generalitat de Catalunya. Delgado había sido nombrado president en 1476, a propuesta del brazo eclesiástico, por su condición de personaje relevante de dicho estamento: era abad del monasterio de Poblet desde 1458. Y sería president hasta que le llegó la muerte en 1478 (no terminó su mandato). En este punto, es importante aclarar que durante la época foral (siglos XIV a 1714), los máximos mandatarios de la institución siempre fueron del estamento eclesiástico. Esta tradición salomónica pretendía evitar la pugna entre el brazo real o de las ciudades (las clases mercantiles y populares) y el brazo militar o nobiliario por el control de la institución.

La Generalitat había sido fundada como una diputación permanente (1359), es decir, la representación permanente de la sociedad para negociar la aportación tributaria al fisco real y recaudar esas exacciones. Pero a finales del siglo XV, en tiempos del president Delgado, ya había asumido funciones propias del gobierno de una república. La Generalitat de la época albergaba la Junta de Braços (un equivalente al Parlament moderno) y se coordinaba con las principales instituciones de gobierno municipales del país (como el Consell de Cent de Barcelona, la Paeria de Lleida o los Consells Municipals de Perpinyà o Tortosa). Según la investigación historiográfica, la presidencia de Delgado se caracterizó por una buena gestión económica.

Pero Delgado pasó a la historia por haber sido el primer president de la institución que no había nacido ni en Catalunya ni en ninguno de los países de la Corona catalanoaragonesa. Según la misma investigación, Delgado habría nacido durante la década de 1430 en algún lugar de la frontera entre las coronas castellanoleonesa y navarra. Algunos investigadores sitúan su nacimiento en algún punto del triángulo territorial formado por Santo Domingo de la Calzada, Nájera y Haro. De los treinta y dos presidents que lo precedían, treinta eran nacidos en Catalunya y dos en Aragón (Domènec Ram, nacido en Alcañiz, y Pero Ximénez de Urrea, nacido en Zaragoza, pero que habían desarrollado sus carreras eclesiásticas en Tarragona).