Tal día como hoy del año 1099, hace 924 años, en Valencia (entonces dominio señorial del Cid), moría Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el "Cid Campidoctor" o "Cid Campeador", expresiones del castellano medieval que podríamos traducir como "señor ganador de la tierra". El Cid, nacido en 1045 en el condado de Castilla (reino de León), fue uno de los muchos empresarios de la guerra que abundaban en aquella Europa medieval, sobre todo en la zona de contacto y de conflicto entre las civilizaciones cristiana y musulmana. Este tipo de actividad, que era muy lucrativo, era ejercida por grupos organizados y dirigidos por una cabecilla, que combatían para el mejor postor.

Este era el caso del Cid, que liderando a su propio grupo de guerreros, combatió a las órdenes de Sancho de Castilla, el primer soberano independiente castellano, o a las órdenes de al-Muqtadir y de al-Mutaman, reyes árabes de Zaragoza. En la comisión de estos servicios devastó los ejércitos de Sancho Ramiro, rey de Aragón, y de Ramón Berenguer II, conde independiente de Barcelona. Estas frivolidades le acabarían pasando factura. Pedro Ansúrez, canciller del rey Alfonso de Castilla (el hijo y sucesor de Sancho de Castilla) y pariente del conde de Urgell y del rey de Aragón, provocaría su destierro. Con su "mesnada" (hueste) se exilió en la Zaragoza musulmana (1088).

Desde allí llevó a cabo la campaña sobre la Valencia musulmana, que culminaría con la conquista y creación de un dominio señorial en la zona (1092). Durante aquella etapa (1092-1099) construyó relaciones diplomáticas con varios dominios cristianos (Barcelona, Aragón, Navarra, Génova, Pisa). Perdió en combate a su único hijo varón, y casó su hija pequeña, María, con Ramón Berenguer III de Barcelona, y su hija mayor Cristina, con Sancho Garcés, futuro rey de Navarra. María murió prematuramente y sus hijas fueron casadas con barones feudales catalanes. Y Ramón Berenguer III se casó con Dulce de Provenza para engendrar a Ramon Berenguer IV.

El dominio señorial del Cid no alteró el paisaje sociocultural de Valencia. La "mesnada" siempre fue un corpus social muy minoritario. Durante su gobierno, no se estimuló ningún tipo de repoblación cristiana. Y la Valencia de la época ya no conservaba ningún elemento lingüístico, cultural o religioso de la etapa romano-visigótica. Por este motivo, cuando un siglo más tarde, Jaime I (1232) esgrimió los hipotéticos derechos que le correspondían por la herencia de María Díaz, y conquistó el territorio, se encontró una ciudad totalmente arabizada. Sería la repoblación catalana —y en menor medida aragonesa y occitana— quien trasplantaría la lengua románica que hoy es el valenciano.