Tal día como hoy del año 1558, hace 465 años, en Yuste (Corona castellanoleonesa), moría Carlos de Gante, que había sido monarca de los diversos estados que formaban el conglomerado hispánico creado por sus abuelos maternos (Fernando de Catalunya-Aragón e Isabel de Castilla y León) y de una parte de los dominios que formaban el conglomerado austríaco creado por sus abuelos paternos (Maximiliano de Austria y María de Borgoña). Carlos también había sido emperador electo del Sacro Imperio Romano Germánico (un mosaico de estados independientes del centro de Europa). La historiografía nacionalista española le ha denominado Carlos I de España y V de Alemania, pero en la época en la que reinó ni España ni Alemania existían como entidades políticas.

La coronación de Carlos de Gante representaría el triunfo de los Habsburgo sobre los Trastámara en la lucha por dominar el imperio que habían creado sus abuelos maternos y paternos tras la doble unión matrimonial de Juan (hijo de Fernando e Isabel) y Margarita (hija de Maximiliano y María), y de Felipe el Hermoso (hijo de los soberanos austroborgoñones) y Juana la Loca (hija de los Reyes Católicos). El propósito de Fernando era, en el plazo de dos generaciones, unir todos estos dominios en la persona de un rey Trastámara. Pero la inesperada muerte sin descendencia de Juan (1496) había dejado sin posibilidades esta opción. Sería Carlos, el hijo de Felipe y Juana, apellidado Habsburgo, quien acabaría reuniendo toda la herencia de los abuelos.

Carlos de Gante había nacido (1500) y se había criado en Flandes, en la corte de sus abuelos paternos, y durante su infancia y primera juventud no viajó nunca a la península Ibérica, hasta dos años después de la muerte de su abuelo materno y antecesor, Fernando el Católico (1518). Durante aquel interregno, los poderes peninsulares intentaron adecuarse al nuevo rey y a la nueva cultura política que llegaba con Carlos y su gabinete. Pero los primeros años de su reinado fueron muy convulsos (Revoluciones de los Comuneros en Castilla, y de las Germanías en el País Valencià y Mallorca). La brutalidad que empleó para aplastar dichos movimientos le convertiría en un personaje muy impopular, que solo la historiografía moderna ha logrado rescatar de la oscuridad.