Tal día como hoy del año 1640, hace 381 años, en el contexto de la Revolución de los Segadores (1640) y de la Guerra de Separación de Catalunya (1640-1652/59); el Dietari de la Generalitat consignaba la recepción de una misiva oficial de René de Voyer de Paulmy d'Argenson, enviado especial de la monarquía francesa en el Principat, solicitando al Consell de Cent (el gobierno municipal de la ciudad de Barcelona) la restitución del tesoro del monasterio, que poco antes, ante el peligro de asalto de las tropas hispánicas, el mismo abad había dejado en custodia a las instituciones políticas del país.

Estas prácticas eran muy habituales en aquella época. Los ejércitos que combatían en territorio enemigo —la monarquía hispánica había declarado la guerra a Catalunya el 1 de septiembre anterior— se entregaban al saqueo sistemático de masías, pueblos, villas y ciudades; especialmente de los edificios religiosos que contenían objetos valiosos. A pesar de la amenaza de excomunión que pesaba sobre los cabecillas militares que consentían estas prácticas, los ejércitos hispánicos (denominados Tercios) lo llevaban a cabo a menudo, en muchas ocasiones como adelanto de los salarios pendientes de cobro.

Esta misiva también revela que en aquel momento, los gobiernos catalán y francés habían culminado las negociaciones del pacto de alianza política y militar contra el rey hispánico Felipe IV, iniciadas secretamente el septiembre anterior. En aquel pacto, la monarquía francesa se comprometía a reforzar al Ejército de Catalunya con unos cuantos millares de efectivos de infantería y de caballería para hacer frente a los Tercios hispánicos del marqués de Los Vélez, que habían iniciado la invasión del Principat a sangre y fuego y habían convertido el trayecto entre Tortosa y Tarragona en un camino de desolación y de muerte.