Tal día como hoy del año 1936, hace 89 años, el golpe de Estado militar contra la República que se había iniciado dos días antes en las guarniciones coloniales españolas del Rif (tercio norte del actual Estado de Marruecos), llegaba a Barcelona. El 19 de julio de 1936, a primera hora de la madrugada, los 5.000 efectivos que el ejército español tenía situados en la ciudad salían de sus cuarteles y tomaban las calles y plazas. Se dio la reveladora circunstancia de que el coronel Francisco Jiménez Arenas, que había sido nombrado presidente accidental de la Generalitat intervenida por el gobierno de Madrid después de los Hechos de Octubre de 1934, salió al frente de un regimiento y recorrió la Rambla disparando contra todo lo que se movía.
Pero el grueso de los combates entre las fuerzas leales a la Generalitat (Mossos d'Esquadra, Guardias de Asalto, Guardia Civil y milicianos de partidos y sindicados previamente armados) y los golpistas se produjo en la plaza Catalunya y en sus alrededores. Según la investigación historiográfica y periodística; se produjo un tiroteo en aquella zona, y el teniente José Seco Martínez y el soldado de leva Felipe Deulofeu (ambos del ejército sublevado) se parapetaron detrás de un coche aparcado, marca Ford modelo 7cv. Poco después, aparecieron dos hombres con indumentaria civil que también buscaban la protección que ofrecía aquel parapeto ocasional.

Según la mencionada investigación, el teniente Seco Martínez exigió a aquellos dos hombres que se identificaran. Los dos civiles mostraron la documentación (la "placa") que los identificaba como Mossos d'Esquadra y, según el testimonio de Deulofeu, añadieron a viva voz que "policías de la Generalitat". Según el mismo testimonio, en aquel momento, el teniente Seco Martínez hizo el comentario sarcástico "policías de la Generalidad ¿eh?", les apuntó con su arma, los obligó a entregarle las pistolas y, acto seguido, les disparó en el cuello a sangre fría, causándoles la muerte inmediatamente.
La escena de los dos hombres muertos en la plaza Catalunya, inmortalizada con una fotografía de Agustí Centelles, siempre se asoció a una consecuencia de los enfrentamientos armados que se produjeron en aquella zona durante aquella jornada. Sin embargo, gracias al testimonio de Deulofeu —que quedó traumatizado por aquel crimen— y a la posterior investigación historiográfica y periodística, se ha confirmado que las dos víctimas asesinadas y con la cara cubierta con un pañuelo eran dos policías de la Generalitat —con vestuario civil pero en tareas de vigilancia— que fueron asesinados a sangre fría por el teniente del ejército español José Seco Martínez.