Tal día como hoy del año 1519, hace 504 años, en Wels (entonces archiducado independiente de Austria), moría Maximiliano I, archiduque independiente de Austria y emperador electo del Sacro Imperio Romano Germánico (en aquel momento un rompecabezas de pequeños estados independientes que ocupaban el territorio del mundo alemán). Maximiliano había sido el vigésimotercer archiduque de Austria de la estirpe Habsburgo (que se transmitía hereditariamente el cargo desde 1278) y el segundo emperador electo del Sacro Imperio de la estirpe Habsburgo. Maximiliano se había casado con María de Borgoña (1477), duquesa independiente de Borgoña y condesa independiente de Flandes, y una de las princesas jóvenes más cotizadas de Europa; y unió a sus dominios el patrimonio de la esposa.

Eso despertó el interés de Fernando el Católico, que, con el propósito de rodear y ahogar Francia, se apresuró a negociar los matrimonios de Juan, su heredero, con Margarita, la hija de Maximiliano y María; y el de Juana, la tercera hija de los Reyes Católicos, con Felipe, el primogénito y heredero del austríaco y de la borgoñona. El propósito final de aquellos enlaces era, en un futuro, casar a un hijo de Juan con una hija de Felipe, o a la inversa, y concentrar un amplísimo conjunto de territorios en unas solas manos, que se convertirían en las más poderosas de Europa. A partir de aquel momento, se abrió una carrera procreativa que concluyó prematuramente con la inesperada muerte de Juan (1497), el heredero de los Reyes Católicos, sin haber engendrado descendencia.

En cambio, Juana —apodada la Loca— y Felipe —llamado el Hermoso— tuvieron seis hijos (dos chicos y cuatro chicas) y todos llegaron a la edad adulta. El conglomerado formado por la monarquía hispánica y por la casa archiducal austroborgoñona no sería regido por un Trastámara, como había ambicionado Fernando, sino por un Habsburgo, como había apostado Maximiliano. En 1506 moría Felipe, el primogénito de Maximiliano, muy probablemente envenenado por orden de Fernando el Católico. Diez años más tarde (1516), moría Fernando el Católico, posiblemente envenenado por orden del partido Habsburgo en la corte de Toledo. Y en 1518, un año antes de morir, Maximiliano contemplaba como su nieto Carlos de Habsburgo era coronado rey de los estados peninsulares hispánicos.