Tal día como hoy del año 1705, hace 314 años, el Dietario de la Generalitat consignaba que en la casa del virrey de la calle Ample de Barcelona se habían localizado dos cajas que contenían “la mulasa del arxiu real y altres papers y processos tocants a matèrias de Estat, que lo excel·lentíssim don Francisco de Velasco havia fet embarcar per a aportar-se-ho”. El 9 de octubre anterior, y después de un asedio de veinticinco días, el ejército aliado formado por ingleses, neerlandeses y catalanes ―comandado por Lord Peterborough―, y con la colaboración de las clases populares barcelonesas, había entrado en la ciudad. Aquel mismo día, el virrey borbónico Francisco Fernández de Velasco y Tovar había firmado la capitulación y poco después había abandonado precipitadamente Barcelona.

En aquella precipitada huida, Fernández de Velasco se habría olvidado de las cajas de documentación, que hacía referencia a “en la una de ellas se han trobat los llibres del arxiu real, dits la mulassa, que són sis llibres, y altre llibre de las Ordinacions de la casa real. Y en la altra caxa se ha trobat un procés dit la Xanaga, tocant a matèrias de Estat, altres papers contra diferents particulars de Vich, unas crònicas de Catalunya de Salvador Feliu y diferents altres papers concernents a dits processos”. También, según el Dietario, aquella documentación fue reconocida por los letrados Aleix Fornaguera, Josep Pelegrí y Llorenç March y restituida: “Tot lo que se ha tornat a tancar dins ditas caxas y sas senyorias han manat entrar y recondir aquellas dins lo arxiu de la present casa”.

Fernández de Velasco no era la primera vez que huía precipitadamente de Barcelona. Durante su anterior etapa como virrey de Catalunya (1696-1697) y en el transcurso del asedio francés de 1697 (que duró treinta y cinco días y que se saldó con 4.000 muertos civiles ―el 10% de la población de la ciudad―), había huido de la ciudad con el pretexto de buscar refuerzos. Nunca más volvió a su destino y aquella defección le costaría la marginación. Pero después de la muerte del último Habsburgo (1700), se manifestaría pública y entusiásticamente partidario de la causa borbónica, y la cancillería de Felipe V, después de cesar ―consecutivamente― Jordi de Hesse (acusado de simpatizar con la causa austriacista) y el cardenal Portocarrero (líder del partido borbónico, sin embargo, posteriormente, acusado de conspiración), lo nombraría virrey (1703-1705).