Tal día como hoy del año 1640, hace 380 años, Enrique de Aragón-Cardona, duque de Cardona, tomaba posesión del cargo de virrey hispánico en Catalunya. Hacía tan sólo 11 días que su antecesor, Dalmau de Queralt, conde de Santa Coloma, había sido asesinado en extrañas circunstancias en la playa de Montjuïc, durante los hechos del Corpus de Sangre, el pistoletazo de salida de la Revolución y Guerra de los Segadores (1640-1652). A pesar de la investigación que ordenó el president Pau Claris, nunca se aclaró la autoría de aquel crimen, y la investigación moderna apunta hacia un asesinato de bandera falsa, muy probablemente ordenado por el mismo rey Felipe IV.

Las misivas oficiales que, después del asesinato de Santa Coloma, el rey hispánico Felipe IV envió a la Generalitat revelan que Enrique de Aragón, que ya había sido virrey hispánico en Catalunya en dos ocasiones anteriores, había sido enviado a Barcelona con el encargo de rebajar el conflicto. Pero, sorprendentemente, el nuevo virrey murió en Perpinyà (uno de los principales focos de la violencia hispánica contra la población civil), tan sólo 34 días después. También, en este caso, la investigación histórica apunta hacia un envenenamiento, muy probablemente ordenado por Felipe IV, que sería parte de una espiral calculada de tensión que pretendía justificar la intervención armada de la cancillería hispánica.

A partir de aquel momento (22 de julio), Catalina Fernández de Córdoba, en calidad de viuda del difunto virrey, intentaría evitar el enfrentamiento bélico. Pero la escalada de tensión y violencia fabricada por la cancillería y el ejército hispánicos había alcanzado un nivel tan elevado que hacía imposible cualquier mediación. La viuda del virrey, criada y educada en la cultura castellana, no entendió nunca la realidad catalana; y, paradójicamente, sus intentos no harían otra cosa que incrementar la tensión. En aquella labor —que se demostró estéril— se enfrentó personalmente con el gobierno de la Generalitat, que la acabaría expulsando de Catalunya acusada de promover la violencia.