Tal día como hoy del año 1641, hace 378 años, en el contexto de la Guerra de los Segadores (1640-1652), las tropas catalanofrancesas comandadas por Philippe de La Mothe-Houdancourt derrotaban a la guarnición hispánica atrincherada en Constantí (Tarragonès) y abrían el paso a la recuperación del control sobre el territorio del Camp de Tarragona. Según las fuentes documentales, los 300 mosqueteros hispánicos atrincherados en el interior de villa prácticamente no presentaron batalla a los más de 10.000 efectivos catalanofranceses, y poco después de los primeros bombardeos (iniciados a las 10 de la mañana) abandonaron sus posiciones y huyeron precipitadamente buscando refugio en Tarragona, entonces al poder del marqués de Los Vélez, comandando del ejército hispánico en Catalunya.

Aquella operación militar venía precedida de la batalla de Montjuïc (26 de enero de 1641), que había sido la primera gran derrota, de toda una serie de derrotas posteriores, del ejército hispánico en Catalunya. Después de la derrota de Montjuïc, Los Vélez y su plana mayor habían huido precipitadamente y se habían recluido en Tarragona con los restos del ejército hispánico que había sobrevivido o que no había desertado. En Constantí habían situado una avanzadilla que tenía que proteger el acceso a la capital del territorio desde el valle del río Francolí. Constantí (situada a cinco kilómetros de Tarragona) sería convertida en la capital militar catalanofrancesa del Camp de Tarragona, en aquel momento el principal escenario de aquel conflicto bélico.

La recuperación catalanofrancesa de Constantí provocaría, acto seguido, la toma de todas las avanzadillas militares hispánicas que rodeaban Tarragona: Salou (que ya había sido ganada con anterioridad por las tropas de Henrí d'Escoubleau), Vila-seca, Tamarit, Altafulla y Torredembarra. Y el inicio de un asedio que se prolongaría por espacio de 100 días y que provocaría un número importante de bajas en el ejército hispánico: el 10 de junio, parte de las tropas hispánicas atrincheradas en Tarragona iniciaron una desesperada salida en busca de forrajes y fueron sorprendidos en El Catllar. En aquella batalla, un destacamento catalanofrancés comandado por Josep de Margarit (gobernador general francés en Catalunya) aniquiló a los hispánicos.