Tal día como hoy del año 1978, hace 40 años, la Real Federación Española de Fútbol aprobaba la petición que, meses antes, había cursado la Unión Deportiva de Lérida ―a través de la Federación Catalana de Fútbol― solicitando la normalización de la denominación de la entidad. Aunque, tradicionalmente, la masa social del club y el conjunto de los aficionados al fútbol, se referían a la entidad con su nombre catalán ("el Lleida"), no sería entonces que se denominaría oficialmente Unió Esportiva de Lleida. Con este trámite burocrático, el club leridano se convertía en el pionero ―del conjunto de entidades deportivas catalanas― a normalizar el nombre. Después de la Guerra Civil (1939), a las entidades deportivas catalanas se les había impuesto la castellanización de la denominación o en las creadas durante la etapa franquista no se les había permitido utilizar una denominación catalana.

El caso de la UE Lleida tenía un valor muy significativo, porque formaba parte del segundo grupo y no podía argumentar razones históricas. Y aunque la entidad concentraba una parte importante de la herencia que habían legado los clubs deportivos locales de la época republicana, tenía una pata fundacional vinculada al régimen franquista. El club era el resultado de la fusión (forzada por las autoridades franquistas) del Lérida Balompié ―creado en 1939 a iniciativa de la sociedad con los restos del fútbol local― con el Leridano, que aunque era el club de la Falange y del régimen y disponía de mejores instalaciones (habían confiscado los campos de deportes propiedad de la Joventut Republicana); no tenía el favor de la afición local. Aquella fusión impuesta vendría acompañada del desembarque de elementos "afectos al régimen" que condicionarían la cultura del club en las décadas siguientes.

La normalización del nombre de la entidad se anticiparía, incluso, a la de la ciudad (1980) y a la de la provincia (1992).