Tal día como hoy del año 1936, hace 86 años, a las tres y media de la tarde, un pelotón terrorista del sindicato anarquista CNT-FAI asesinaba a Miquel y a Josep Badia Capell, disparándoles varios tiros por la espalda en el momento en que las víctimas salían de su casa, en la calle Muntaner, 52, de Barcelona. Miquel Badia i Capell (Torregrossa, Pla d'Urgell, 1906) había sido un destacado dirigente del partido independentista Estat Català, fundado en 1922 por Francesc Macià. También había sido comisario general de Orden Público de la Generalitat entre diciembre de 1933 y septiembre de 1934, con los gobiernos de los presidentes Macià y Companys.

Después de aquel brutal atentado, la prensa de la época apuntó que aquel asesinato obedecía a una venganza; a causa de la intensa persecución policial que Miquel Badia i Capell, mientras había sido el máximo responsable de la seguridad ciudadana en Catalunya, había desplegado contra el terrorismo anarquista. Aunque los anarquistas no reivindicaron la autoría de aquel atentado, los testigos del crimen identificaron a Justo Bueno Pérez, reconocido pistolero de la CNT-FAI y conductor del vehículo en el cual se zafaron los autores materiales del asesinato. También, días más tarde, la policía localizó el vehículo en un almacén propiedad de un anarquista.

El estallido de la Guerra Civil española y el poder que alcanzaron los anarquistas de la CNT-FAI en aquel contexto de desgobierno (julio, 1936) impidió investigar a fondo aquel crimen. No obstante, la prensa de la época señaló la existencia de unos vasos comunicantes entre la CNT-FAI y la Falange Española, que habían tramado liquidar físicamente a los dirigentes del independentismo catalán. El periodista Josep Maria Planas, que investigaba estas sórdidas conexiones, apareció asesinado en la sierra de Collserola (25 de agosto de 1936). Estas informaciones vinculaban, especialmente, el grupo de Bueno y un grupo de falangistas llegados de Madrid.

Cuando, finalmente, Bueno fue detenido e interrogado (junio de 1941) por la policía del régimen franquista, declaró que había asesinado a los hermanos Badia i Capell para frenar "el separatismo catalán".