Tal día como hoy del año 1988, hace 34 años, en Barcelona, moría Josep Tarradellas i Joan (Cervelló, Baix Llobregat, 1899), que había sido el 125.º president de la Generalitat durante la etapa de exilio (1954-1977) y del retorno de la institución en territorio catalán (1977-1980). El president Tarradellas mantuvo la actividad de la máxima institución de gobierno de Catalunya durante los años largos de exilio, de tal forma que, después de la muerte del dictador Franco se inició el proceso de apertura política hacia un régimen democrático y se pactó el retorno de Generalitat, esta sería la única institución del Estado de tradición y de legitimidad republicanas. El resto de las instituciones del Estado eran de origen monárquico o franquista y fueron adaptadas a la nueva realidad o fueron creadas de nueva fábrica.

Tarradellas se había iniciado en la política de bien joven. En 1919, con tan sólo veinte años, fue nombrado secretario de propaganda del poderoso sindicato CADCI (Centro Autonomista de Dependientes del Comercio y de la Industria), que tenía más de 10.000 militantes. Pero, acto seguido, se inclinó hacia los movimientos preindependentistas que se articulaban en torno a la figura de Francesc Macià. En 1931, con la caída de la monarquía y del régimen dictatorial, y la restauración de la Generalitat, fue secretario general de ERC (1931-1932), conseller de Governació y de Sanitat del gabinete Macià (1931-1933) y conseller primero y conseller de Serveis Públics, de Economia y de Cultura en los gabinetes del presidentCompanys, durante la Guerra Civil (1936-1939).

Tarradellas fue nombrado president de la Generalitat en el exilio por el Consell Nacional de Catalunya, reunido en México (1954). Durante aquella larga etapa (1954-1977) destinó todos sus esfuerzos personales y dedicó todos sus recursos económicos al mantenimiento de la institución. Tarradellas había sido un empresario de éxito tanto en Catalunya como en Francia, pero aquel sacrificio implicaría que su situación económica se deteriorara considerablemente. En 1977 negoció el retorno de la institución y recibió a muchas críticas de los sectores más soberanistas del catalanismo, que lo acusaron de renunciar a las aspiraciones nacionales de Catalunya. Fue president provisional desde 1977 hasta las elecciones en el Parlament de 1980.