Tal día como hoy del año 1812, hace 208 años, el general napoleónico Suchet entraba en València, e inauguraba un periodo de pujanza cultural y económica inédito desde la Revolución de los Maulets (1705-1707). Suchet había sido enviado por el rey José I Bonaparte (1810) para poner fin a una rebelión iniciada por Vicent Domènec, más conocido como el Palleter; previamente atizada por las clases pasivas de la ciudad (las aristocracias rentistas y el clericato). Aquella revuelta había conducido al poder una Junta Suprema del Reino de Valencia (formada por las clases pasivas), que ―durante tres años y medio― gobernó la ciudad como un dominio oligárquico prácticamente independiente.

El jefe visible de aquel gobierno sería el brigadier Josep Caro Sureda, que creó una policía política destinada a perseguir a los partidarios de Napoleón, convertida en una guardia personal que eliminaba a sus enemigos personales. Durante aquella etapa, València vivió un retroceso económico y cultural que perjudicó a las clases mercantiles y empobreció a las clases populares. Suchet situó a su ejército en los alrededores de València y decidió no atacar esperando una explosión de descontento. La revuelta no se produjo, pero después de una serie de batallas en las afueras de la ciudad ―siempre favorables a Suchet―, y un breve bombardeo, la población le abriría las puertas.

Durante el año y medio de gobierno de Suchet, Valencia recuperó su pulso cultural y económico, y entró de pleno en los circuitos culturales europeos. Adoptó las modas y las ideas más innovadoras: se trazaron los parques públicos de El Real y de los Vivers, se recuperó el Carnaval, y se reabrió el teatro y se representaron ―con gran éxito de público― obras prohibidas por el régimen borbónico. Fruto de la bonanza económica, los gustos de las clases mercantiles variaron rápidamente hacia el estilo de París. Las clases pasivas se sumaron discretamente; excepto el clericato, que censuraría a Suchet para permitir a las mujeres entrar sin mantilla en las iglesias.

Cuando el general borbónico español Villacampa relevó a Suchet (julio de 1813), dejó escrito: “Ni un recurso, ni una gratificación, ni un solo refresco para las tropas ha merecido de las autoridades, que no se presentaron en cuerpo, ni de la del clero, harto reservado en circunstancias que no debiera serlo”.