Tal día como hoy del año 1965, hace 54 años, moría en Santiago (Chile), el político, educador y empresario Salvador Sarrà i Serravinyals. Nacido en Sabadell el año 1902, había llegado a Chile después de la Guerra Civil española (1936-1939) y su figura se convertiría en uno de los grandes paradigmas de las historias de lucha, superación y éxito profesional ―personales y familiares― del exilio republicano. Sarrà no tan sólo sería un innovador en el sistema de producción de los vinos americanos, sino que también sería el creador de canales internacionales de comercialización que pondrían los vinos del Cono Sur en los principales mercados del mundo (incluso mucho antes que los vinos norteamericanos de California) y el primer viticultor sudamericano que exportaría los vinos de producción propia.

Durante la época republicana (1931-1939), Sarrà había sido la personalidad más destacada del mundo de la enseñanza y de la cultura en Sabadell: había sido concejal de Cultura (1933-1939) por ERC (lo unía una amistad personal con el president Companys) y había sido el creador del Institut Escola J.B. Cossio, de la Escuela de Comercio Valentí Almirante, de la Escuela de Enfermeras, de la Escuela de Lenguas, de la Escuela Textil Superior y del Instituto Obrero público (el primero de Catalunya y el segundo de la República española). Su ambición era dotar las clases populares de instrumentos de aprendizaje que les brindaran la posibilidad de acceder al mundo profesional en igualdad de condiciones con respecto a las clases privilegiadas.

En Chile, Sarrà recogió el testigo lejano del ampurdanés Joan Jofré i Montesa (1516-1578), primer alcalde de Santiago de Chile. Jofré, que había observado que el clima y la altura de Santiago eran idóneas para el cultivo de la viña, sería el primero en plantar vides en el continente americano. Lo haría en una finca de su propiedad, en la zona de La Cañada (actualmente un distrito del centro de la ciudad). Muy probablemente aquellas primeras vides americanas eran de origen catalán. Sin embargo, hasta Sarrà (en pleno siglo XX), la producción autóctona quedaba limitada a los mercados de la región. Sarrà implementaría técnicas de mejora de la calidad ―en detrimento de la cantidad― y conseguiría situarlos en las bodegas de los restaurantes más prestigiosos del mundo.