Tal día como hoy del año 1607, hace 415 años, en Vic, moría Francesc Robuster i Sala, obispo de la diócesis de Vic y líder político del bandolerismo cadell. Robuster i Sala había nacido en Reus el año 1544 (aunque algunas fuentes lo hacen nacer en Igualada) en una familia de la burguesía local dedicada a la actividad boticaria. También, según algunas fuentes, por influencia familiar, Robuster i Sala habría alterado el orden de sus apellidos. En la Catalunya anterior a la derrota de 1714, esta alteración era legítima siempre y cuando la esposa y madre ostentara la categoría de heredera, y el esposo y padre no pasara de la categoría de segundón. En aquel caso, la madre del obispo era la heredera de la poderosa familia de los Robuster de Reus; mientras que el padre era, simplemente, un segundón de Igualada.

La Catalunya de finales del siglo XVI vivía una etapa inédita de crecimiento económico y demográfico. Pero, también, vivía un acusado fenómeno de violencia ―una guerra civil soterrada― que enfrentaba a la pequeña nobleza arruinada por la Revolución Remensa de finales del siglo XV (nyerros) contra las nuevas clases campesinas propietarias y las emergentes clases menestrales urbanas (cadells). Este conflicto se había escenificado a través del bandolerismo: la existencia de grandes grupos bandoleros dirigidos desde la sombra por poderosos personajes de la política del país. En aquel momento, las dos principales figuras políticas del bandolerismo eran Robuster i Sala (obispo de Vic y líder de los cadells) y Terés i Borrull (arzobispo de Tarragona y líder de los nyerros).

Durante su gobierno episcopal en Vic, dirigió con mano de hierro la diócesis y se enfrentó repetidamente a los canónigos de la sede de Osona, mayoritariamente nyerros. En uno de estos episodios de conflictos, los canónigos vicenses facilitaron la entrada en la ciudad del capitán nyerro Rocaguinarda, al frente de un ejército de 400 bandoleros a caballo, que intentaron tomar y asesinar a Robuster. El obispo sería, también, uno de los filántropos más importantes de su época. El año 1605 dio 14.000 libras (el equivalente actual a unos diez millones de euros) para la construcción del Colegio Carmelita, la primera escuela de estudios superiores de Reus, y del Hospital de Sant Joan, la primera institución sanitaria de gran alcance de la ciudad y comarca de Reus.