Tal día como hoy del año 1358, hace 660 años, se producía el desbordamiento del río Túria y la que sería la primera gran riada que ha sido documentada en la historia de València. Según las fuentes documentales, aquel trágico episodio provocó la muerte de 400 personas y la completa destrucción del sistema agrario de los arrabales situados en el oeste y en el norte de la ciudad: Patraix, Campanar, la Saïdia y el Pla del Real. Las aguas penetraron, también, en la zona intramuros y anegaron totalmente la ciudad. También en algunos pueblos del Horta (Quart, Paterna, Mislata) se produjeron inundaciones, derrumbes y muertes.

Aquella fue la primera gran riada valenciana documentada, pero no la última. El 27 de septiembre de 1517 (un siglo y medio más tarde) se producía una segunda gran riada (mucho mejor documentada) que, como la primera, fue precedida de un episodio continuado de lluvias. Aunque las fuentes documentales (en el segundo caso) mencionan la cifra mágica de cuarenta días ininterrumpidos de lluvia, todo hace pensar que aquellos episodios eran producto de un periodo largo de calor intenso interrumpido repentinamente por una entrada de aire frío, un fenómeno meteorológico que contemporáneamente conocemos como la "gota fría".

La València de 1358 era una ciudad de 40.000 habitantes que le disputaba a Barcelona la capitalidad demográfica, cultural y económica de la Corona de Aragón; inmersa en la obra defensiva más importante de su historia medieval: el nuevo perímetro amurallado que tenía que defenderla de las incursiones castellanas en la guerra de los Dos Pedros. Pero la muralla, que habría podido actuar como muro de contención de la riada, a causa de la precariedad de su construcción (paredes de tapia) se hundió en su tramo norte. Pasados los efectos de la riada, los jurados de la ciudad resolverían reconstruir los tramos afectados con piedra.