Tal día como hoy del año 1492, hace 529 años, en Granada, Fernando II, rey de la corona catalanoaragonesa, e Isabel I, reina de la corona castellanoleonesa, firmaban el Decreto de la Alhambra, que ordenaba la expulsión de los judíos de todos los territorios que formaban la monarquía hispánica. Aquella maniobra era la culminación de un siglo largo de persecuciones y acoso contra la minoría judía, que se había iniciado con los pogromos de 1391. En el Decreto de la Alhambra se fijaba, como plazo máximo, el 31 de julio del mismo año y, únicamente, quedaban eximidos de la expulsión los judíos que antes de la fecha límite se convirtieran al cristianismo y lo pudieran acreditar documental o testimonialmente.

La investigación historiográfica estima que durante aquellos cuatro meses (31/03/1492 – 31/07/1492) salieron de los territorios peninsulares de la monarquía hispánica un mínimo de 120.000 personas, que representarían un 3% de la población. Según las mismas estimaciones, desde los puertos andaluces de la corona castellanoleonesa salieron unas 100.000 personas, que se dirigieron, principalmente, a las ciudades costeras del norte de África y del Mediterráneo oriental que en aquel momento formaban parte del Imperio otomano. Los sultanes turcos no tan sólo los acogieron, sino que también facilitaron su concentración y arraigo en las nuevas destinaciones. Este grupo sería el creador de las comunidades sefardíes.

En cambio, de Catalunya, sólo salieron 8.000 personas. Esta cifra sorprende, más cuando Catalunya había sido el país europeo con un porcentaje más elevado de población judía: un 15% de la población que, a mediados del siglo XIV (antes de los pogromos y de las guerras civiles catalanas), representarían un colectivo de unas 75.000 personas. Sin embargo, precisamente el escenario de crisis producido por los pogromos y por las guerras civiles provocó un goteo constante de conversiones, que redujeron drásticamente la comunidad judía catalana. Con el Decreto de la Alhambra, los últimos judíos catalanes se embarcaron en dirección a la península italiana y a los Países Bajos: fueron acogidos y se asentaron, principalmente, en las juderías de Roma, de Livorno, de Brujas y de Amberes.