Tal día como hoy del año 1939, hace 81 años, dos días después de la ocupación franquista de Barcelona, la prensa de la época (La Vanguardia Española, edición del 28/01/1939) publicaba que el general Eliseo Álvarez Arenas había decretado un edicto que marcaba el inicio de la represión en la capital catalana. El artículo 2 de aquel edicto decía: “Queda sujeto a mi Autoridad el Orden público y el restablecimiento de la vida civil. En consecuencia, todas las demás autoridades, personas investidas de cargo oficial, funcionarios, corporaciones, empresas de todo orden y particulares vienen obligados a acatar y cumplir mis órdenes directas y las que mis Agentes y Delegados transmitan”.

Y el artículo 16 de aquel edicto ―en el apartado A― decía: “Quedan también sometidos a la Jurisdicción de Guerra, y serán sancionados, del mismo modo, por procedimiento sumarísimo los delitos de rebelión, sedición y sus conexos, atentados, resistencia y desobediencia a la Autoridad y sus agentes y demás comprendidos en el Título 3 del Código Penal ordinario, bajo el epígrafe «Delitos contra el Orden Público”. Y el apartado C del mismo artículo decía que también serían juzgados como rebeldes y sediciosos: “Los que celebren cualquier reunión, conferencia o manifestación pública sin previo permiso de la Autoridad, solicitado en la forma reglamentaria, y los que asistan a ellas”.

Aquel edicto venía precedido de unas declaraciones públicas efectuadas por el general Juan Yagüe Blanco ―que había ordenado el asesinato de 4.000 civiles en Badajoz― en la plaza de Catalunya de Barcelona, donde proclamó el amenazador mensaje: ”¡Catalanes!, yo, en nombre del Gobierno español, en nombre de la España de Franco, os saludo y os traigo a vosotros, a los que gritabais antes ¡Viva España! con honda emoción, os traigo, repito, un emocionado abrazo de hermano (...) jurar (...) que sabremos cumplir con el deber (...) y que en este camino nadie ni nada nos podrá contener (...) ¡Catalanes, Arriba España! ¡Viva Cataluña Española! ¡Viva España!”.