Tal día como hoy del año 1942, hace 76 años, la policía del régimen franquista en Barcelona practicaba batidas masivas en varias líneas de tranvía de la ciudad que se saldarían con un mínimo de doce detenciones. La policía franquista, de forma inesperada, ocupó varios convoyes y detuvo a todas las personas que no habían pagado el billete. Además, según la prensa de la época, fueron sometidos a un juicio rápido que les impuso una condena en la prisión, una sanción económica y el pago de las costas judiciales. Y sus nombres fueron publicados en prensa con el propósito de que su entorno personal, vecinal y profesional tuviera constancia de que habían sido detenidos y condenados por la comisión de un delito.

La persecución a los usuarios sin billete, en un contexto de posguerra y en un escenario de miseria y de privaciones extremas, dibuja con gran precisión las acciones que, puntualmente, el régimen franquista practicaba con el propósito de reforzar la imagen de autoritarismo que quería proyectar sobre la sociedad. Mientras que en las entrañas del régimen franquista la corrupción imperaba impunemente en todos los ámbitos, las fuerzas policiales empleaban todos los recursos a perseguir y a reprimir personas que, en aquellas especiales circunstancias, no podían pagar un billete. Otras investigaciones revelan que la mayoría de los detenidos, tanto en aquella jornada como en las inmediatamente posteriores, eran personas que se dirigían a su centro de trabajo.

La detención y condena por un delito de esta naturaleza se pagaba con la prisión (la prensa de la época no detalla los días o meses de reclusión), pero sobre todo pesaba como una losa en posteriores actos cotidianos; como podía ser una contratación laboral, una tramitación de licencia comercial o la matriculación en una escuela o universidad.