Tal día como hoy del año 1939, hace 80 años, se celebraban por primera vez en Barcelona los faustos del "Día del Caudillo", que el régimen franquista había instituido el año 1936 (pocas semanas después de la rebelión militar que había conducido a la Guerra Civil) sobre los territorios que dominaba. Los rebeldes conmemoraban la designación de Franco como "generalísimo" y como "Jefe del Estado".

El del año 1939 sería el primero después de la ocupación franquista de Catalunya y de la conclusión del conflicto civil español, y el nuevo régimen se empleó para darle una proyección y una significación especiales: la prensa de la época (La Vanguardia Española, edición del 03/10/1939) lo destacaría desplazando a un segundo término las noticias sobre la II Guerra Mundial, que había estallado treinta días antes (1 de septiembre de 1939).

Aquellos faustos consistieron en la celebración de oficios religiosos, recepciones oficiales, comidas copiosas y desfiles militares y paramilitares, que fueron presididos por el general Orgaz Yoldi (general en jefe del Servicio de Ocupación), el jefe de la policía de Barcelona Martí y Olivares (marqués de Rebalso y conocido clandestinamente como "marqués del cadalso"), el alcalde accidental Bonet del Río y el jefe provincial de la Falange Calviño de Sa.

También pretendían proyectar una imagen de normalidad que, en cambio, contrastaba con una realidad de durísima represión (detenciones, encarcelamientos, incautaciones, torturas y fusilamientos), en la inmensa mayoría de las ocasiones con pruebas incriminatorias "fabricadas" a propósito. El año 1942, el comisario jefe de Barcelona, Luis de Reparaz, reconocía públicamente que la policía franquista había cursado miles de denuncias falsas.

Y contrastaban, también, con un paisaje dominado por la destrucción, el hambre, las enfermedades y la muerte. También según la prensa de la época, durante aquellos mismos días, las autoridades franquistas de Barcelona se manifestaban impotentes para detener la pandemia de tuberculosis que masacraba a las clases más humildes de la ciudad. Según los investigadores Seix y Sayol, aquella pandemia causaría la muerte de un mínimo de 1.730 personas.