Tal día como hoy del año 1151, hace 869 años, Ramón Berenguer IV ―conde independiente de Barcelona y príncipe de Aragón― y Alfonso VII ―rey de León, de Castilla y de Galicia― firmaban el Tratado de Tudilén ―en Fitero (reino de Navarra)―. La firma de aquel tratado ponía fin a las pretensiones del rey Alfonso sobre el territorio de Aragón, y a la vez escenificaba una pinza entre Barcelona y León para conquistar y repartirse los dominios de Sancho VI de Navarra (el otro pretendiente al trono aragonés). De esta forma, Ramón Berenguer IV ―casado con Petronila de Aragón― rompía la alianza navarroleonesa que amenazaba la integridad del territorio aragonés, y aseguraba su independencia.

En aquel mismo tratado, se convino el reparto del territorio peninsular que, en aquellos momentos, todavía quedaba bajo el dominio de las taifas musulmanas. De este modo, el conde barcelonés y el rey leonés pactaron que las taifas de Albarracín, Valencia (con Cuenca), Dénia, Murcia (con Cartagena y Albacete) y Almería serían ocupadas por Ramón Berenguer IV y sus sucesores. Y que las de Toledo, Granada, Córdoba, Sevilla, Málaga, Badajoz, Lisboa y Sevilla (y el Algarve) serían ocupadas por Alfonso VII y sus sucesores. También pactaron el reparto del reino de Sancho VI: al conde barcelonés le correspondía Navarra y al rey leonés el País Vasco y La Rioja.

Los pactos suscritos en aquel tratado no se llevaron nunca a cabo, principalmente a causa del testamento del mismo Alfonso VII, que, a su muerte (1157), dividió sus dominios entre sus dos hijos: los reinos de León y de Galicia para su primogénito Fernando, y el reino de Castilla para Sancho. Durante décadas, las monarquías de León-Galicia y de Castilla estarían enfrentadas; en un conflicto permanentemente alimentado por la monarquía navarra, que, de este modo, rompía la pinza formada en Tudilén, alejaba el peligro de un ataque conjunto, y conseguía que el Tratado de Tudilén acabara olvidado en los cajones de las cancillerías de León y de Barcelona.