Tal día como hoy del año 1929, hace 93 años, el diario La Publicitat ―en aquel momento el órgano de prensa del partido catalanista y republicano Acció Catalana― publicaba que los trabajos arqueológicos iniciados el año anterior (1928) por el equipo del profesor Serra i Ràfols habían culminado con el descubrimiento de la necrópolis del poblado noribérico de Barkeno. Aquella actuación arqueológica se desarrolló en la zona sur de la montaña de Montjuïc, entre las actuales calles de l’Esparver i Mare de Déu de Port, en el barrio de la Marina de Sants, y dio como resultado la confirmación de que el primer núcleo fortificado de la historia de la ciudad no se correspondía con el lugar donde, posteriormente, los romanos emplazarían Barcino.

Efectivamente, aquel descubrimiento puso de relieve que la Barkeno noribérica estaba dividida en dos emplazamientos diferenciados: en la montaña de Montjuïc había un núcleo fortificado, que concentraba las residencias de las familias oligarquías de la ciudad, y sobre la actual plaza de la Catedral (en el barrio Gòtic) había otro núcleo no fortificado formado por casas de campesinos y de pescadores. Los arqueólogos del equipo del profesor Serra i Ràfols concluyeron, también, que en medio podía haber un poblamiento disperso formado por pequeñas explotaciones agrarias familiares, articuladas sobre el camino que unía el núcleo oligárquico de Montjuïc y el núcleo popular del actual barrio Gòtic, que bordeaba la montaña por la cara norte y atravesaba los actuales barrios de Sant Antoni y del Raval.

Este modelo de poblamiento era muy habitual en el mundo noribérico y se daba también en otros núcleos que, posteriormente y durante la época romana, tendrían una gran importancia. Por ejemplo, la Tarragona noribérica estaba dividida en dos núcleos: el núcleo oligárquico de Tarakon (emplazado sobre la colina de la parte histórica de la ciudad) y el núcleo popular de Kesse (situado en la desembocadura del río Francolí). En el caso de Barkeno, sólo se conoce el nombre del núcleo fortificado, gracias a las inscripciones numismáticas. Pero en cambio después de la conquista romana (siglo III a.C.), el núcleo oligárquico quedaría abandonado en beneficio del "barrio popular", en que fue bautizado con el nombre de Barcino y convertido en municipio romano.