Tal día como hoy del año 1931, hace 90 años, Ventura Gassol, conseller de Instrucción Pública del Govern provisional de la Generalitat, declaraba que el ejecutivo catalán había creado las primeras cátedras de lengua catalana, que —a partir del siguiente curso académico— impartirían en las Escuelas Normales (escuelas de formación de profesorado) de Catalunya. La formación de maestros en lengua catalana, y la normalización del uso y la enseñanza del catalán en la escuela, era una de las principales reivindicaciones de la sociedad catalana de la época; y había sido una de las principales promesas electorales del presidente Macià.

La lengua catalana había sido proscrita del ámbito público poco después de la ocupación borbónica del país (1717); con la publicación y entrada en vigor de los decretos de Nueva Planta, que imponían el castellano "por justo derecho de conquista". Durante dos siglos largos la escuela catalana había estado persistente y obsesivamente españolizada, con el propósito de crear y consolidar la idea que el catalán en la lengua de la gente rústica e iletrada, en contraposición al castellano que sería el idioma de la gente civilizada y cultivada.

No sería hasta la época de la Mancomunitat (1914-1923) que la lengua catalana sería efímeramente restaurada a las instituciones educativas que dependían de las diputaciones y de los municipios. Pero, de nuevo, la españolidad rampante la recluiría en el ámbito doméstico. En 1923, Primo de Rivera perpetraba un golpe de estado e intervenía la Mancomunitat. El responsable de liquidar la institución, Sala i Argemir, declararía que el uso del catalán en la docencia representaba una agresión "para nuestros hermanos españoles que vienen a Catalunya a estudiar".

Con el proyecto de normalización de la escuela catalana se abría un escenario de ilusión en la sociedad de la época. Según la prensa (La Vanguardia, edición del 07/06/1931) "La implantación de la lengua catalana en las escuelas, ha despertado en toda Cataluña una gran inquietud espiritual. Miedo todas partes se viene el deseo de colaborar en la obra de levantamiento de nuestra lengua". Aquella ilusión sería repentinamente truncada por la Guerra Civil española (1936-1939); que conduciría a la ocupación franquista de Catalunya; y el desguace de la obra cultural y académica de la Generalitat.