Tal día como hoy del año 1934, hace 85 años, las principales portadas de prensa de Barcelona publicaban editoriales que revelaban la tensión política creciente entre los gobiernos de Catalunya y de la República española, que culminaría con los hechos del Seis de Octubre. Desde las elecciones generales de noviembre de 1933, la República estaba gobernada por una coalición de derechas involucionista y anticatalanista formada por la CEDA ―de Gil Robles―, el PRR ―de Lerroux― y el PAE ―de Velasco―, que se había librado a una ofensiva de erosión, del autogobierno catalán y de represión a los movimientos revolucionarios obreros.

Así el diario barcelonés Renovación, con una línea editorial conservadora y próxima a la coalición gobernante en Madrid, en un tono claramente intimidatorio, proclamaba: “Sepa quien sueñe, con sublevaciones que los hombres que asumieran las responsabilidades del Poder ni le dejarán franco el paso, ni les permitirán siquiera mantener al país en constante zozobra (...) El Gobierno que preside el señor Lerroux no es un Gobierno sanguinario, (...) ni enemigo de la democracia (...) Pero tiene un deber: salvar la República contra todos sus enemigos (...) defender la sociedad, el orden, la Justicia”.

En cambio el, también, rotativo barcelonés Solidaridad, considerado el órgano de prensa del sindicato anarquista CNT/FAI relataba: “Tanto arriba, en las clases privilegiadas, como abajo, en el proletariado y entre el campesino pobre, que es la inmensa mayoría, como en el medio, la llamada clase media, ayer en cierto confort, hoy poco menos que a la intemperie, todos proclaman al unisono que para tan poca salud, más vale morirse, que para sostener este orden social, más vale tomar por la calle de en medio, unos, camino hacia la dictadura fascista, otros, camino hacia la revolución social”.

Y el diario catalanista La Veu de Catalunya, entonces el rotativo de más tirada en el país, advertía que la ventaja que ―a ERC, el partido que gobernaba la Generalitat― habían cobrado los federalistas con respecto a los independentistas desde la muerte de Macià (1933), estaba favoreciendo las tesis del gobierno de Madrid: "Si ahora persisten en fundirse completamente con la izquierda (española) aceptando sus procedimientos de gobierno y haciéndose solidaria de la obra de sabotaje de la autonomía catalana (...) está realizando, ya pueden prepararse para una eliminación definitiva de la política de Catalunya (autogobierno)".

Finalmente el diario, también catalanista, L'Opinió no se privaba de poner el acento en el protagonismo creciente de la ultraderecha españolista, y decía: "Nosotros querríamos que todos los caudillos fascistas que aspiran a gobernar el país a golpes de estaca se produjeran como el Dr. Albiñana. Es la mejor propaganda que podríamos desear (...) No desearíamos sino que Primo de Rivera y Gil Robles salieran a la calle a hacer su «número de circo», como lo ha hecho Albiñana (...) Hay países en los que el concepto del ridículo es desconocido (...) Si hay, pero, un país (...) que un hombre sale a la calle a hacer el muñeco (...) es España".