Tal día como hoy del año 768, hace 1.253 años, moría en Saint-Denis (entonces reino de los francos y actualmente República francesa) el rey Pipino I, primer monarca de la estirpe carolingia franca, y padre y predecesor del futuro rey y emperador Carlomagno. Pipino, denominado el Breve a causa de su corta estatura, había sucedido al rey de los francos Childerico III, llamado el Idiota, decimocuarto y último monarca de la estirpe merovingia franca. Pipino había llegado al trono después de ejercer como mayordomo de palacio (que era quien, en aquel momento, ostentaba verdaderamente la autoridad real) durante una década. El año 752 las oligarquías francas depusieron al "rey idiota" y coronaron a Pipino. En aquel nombramiento pesó, también, el hecho de que era hijo del difunto rey Carlos Martel.

Poco después de ser coronado, inició la empresa conquistadora de la antigua Narbonense (el territorio del actual Languedoc), que había caído en poder de los árabes el 723. El mismo año 752 conquistó Béziers y Agde. El 759, Nimes y Carcasona. Y el mismo 759, las élites de Narbona ―la antigua capital del territorio en la época romana y visigótica― le abrieron las puertas y le entregaron la ciudad. Acto seguido se restauró la sede arzobispal de Narbona, que sería la mitra de los futuros obispados catalanes hasta 1116, que se restauró la de Tarragona. Aquel nuevo territorio, que había formado parte de los dominios de la monarquía visigótica hispánica (452-723) fue llamado Marca de Gotia, incluso cuando más tarde (después del 785) se proyectó hacia la península Ibérica.

A su muerte (768), su hijo y heredero Carlomagno tomó el relevo de aquel proyecto expansivo: el 783 conquistaba el Rosselló. El 785, la Cerdanya, Urgell, el Empordà y Girona. Y el 801, el Vallès y Barcelona. En aquel momento, Barcelona fue elegida como nueva capital de la Marca de Gotia, en perjuicio de Narbona, y ejerció esta función durante 186 años, hasta el 987, que el conde carolingio Borrell II no renovó el pacto de vasallaje con la nueva dinastía real de los Capetos e independizó de facto los condados góticos a caballo y al sur de los Pirineos. La Marca de Gotia fue una entidad política y militar del reino de los francos, con un aparato de dominación consolidado; a diferencia de la Marca Hispánica, que no pasó nunca de la categoría de proyecto político.