Tal día como hoy del año 1705, hace 306 años, un grupo destacado del partido austracista catalán (mayoritario entre la sociedad catalana, pero obligado por el régimen borbónico a vivir en la clandestinidad), se reunía en un paraje rural de Vic y tomaba la iniciativa en el paso decisivo de negociar la incorporación de Catalunya a la alianza internacional austracista (formada, en aquellos momentos, por el archiducado independiente de Austria, los reinos de Inglaterra, de los Países Bajos, y de Portugal, y el ducado independiente de Saboya). Aquella reunión, llamada "Pacto de los Vigatans" se celebró en la ermita de San Sebastián (parroquia de Santa Eulalia de Riuprimer); y los convocados decidieron negociar un pacto con Inglaterra extensivo al conjunto de la alianza internacional.

Con el estallido de la Guerra de Sucesión hispánica (1701); el régimen borbónico hispánico había prohibido el comercio con las potencias de la alianza austracista. Esta prohibición no tan solo representaba una grave amenaza para la economía catalana (se interrumpía el comercio con los principales mercados exteriores catalanes); sino que, también, sería el pretexto del régimen borbónico para perpetrar una brutal represión (en forma de encarcelamientos, incautaciones y expulsiones) contra la clase mercantil catalana —que se afanaba por mantener los tratos con sus clientes— y contra la clase política catalana, comprometida con la conservación del aparato productivo catalán—. El caso del comerciante neerlandés naturalizado catalán Arnold Jagger (1702) sería la espoleta que precipitaría el estallido de la crisis.

La consecuencia inmediata de la reunión en la ermita de San Sebastián, fue el Pacto de Génova, firmado tan solo un mes más tarde (20/06/1705) entre los representantes catalanes Domènec Perera y Antoni de Peguera; y el representante inglés Mitford Crowe. El representante inglés en Génova tenía una larga relación con Catalunya: había sido uno de los fundadores de la primera fábrica de aguardientes del país (Heathecat & Crowe; Reus, 1685); y había sido uno de los principales exportadores de trapos y alcoholes catalanes a Inglaterra y a las colonias inglesas de América (1685-1701). Crowe, que en la documentación catalana de la época aparece con el nombre en clave "el pájaro"; fue comisionado por el gobierno inglés por sus amplios conocimientos de la realidad económica y política catalanas.