Tal día como hoy del año 1961, hace 56 años, un grupo de prohombres de la cultura catalana en la clandestinidad, formado por Lluís Carulla i Canals, Joan Baptista Cendrós i Carbonell, Fèlix Millet i Maristany, Joan Vallvé i Creus y Pau Riera i Sala, fundaban la entidad Òmnium Cultural, que trabajaría por la promoción de la lengua y de la cultura catalanas, la educación, la cohesión social y la defensa de los derechos nacionales de Catalunya. Casi inmediatamente se convirtió en un referente de la resistencia catalana en la persecución salvaje que el régimen franquista había desencadenado sobre la lengua y la cultura catalanas. En diciembre de 1963 las autoridades franquistas ordenarían el registro y la clausura de la entidad que, a pesar de la persecución, seguiría trabajando desde la clandestinidad.

La brutal represión franquista había situado la lengua y la cultura catalanas en una situación de extrema gravedad. El catalán continuaba vivo en el ámbito popular, pero la enseñanza que lo tenía que normalizar y la producción cultural que lo tenía que prestigiar, por imposición del régimen franquista, estaban prohibidas y perseguidas. Además los efectos de la posguerra todavía estaban muy presentes a través de las grandes bolsas de extrema pobreza que dominaban algunos barrios urbanos de las principales ciudades del país. La universalización del terror, la perpetuación de las desigualdades sociales y el ideario político doctrinario —impuestos a sangre y fuego por el régimen franquista— estaban provocando un deterioro social y una despersonalización cultural que amenazaba la misma existencia de Catalunya.

No es posible entender la resistencia cultural catalana durante el largo y tenebroso paréntesis de la dictadura franquista, ni es posible trazar el puente que une la legitimidad del autogobierno republicano y del actual, sin la contribución extraordinaria que Òmnium Cultural hizo al país en los años más difíciles de nuestra historia contemporánea. Durante las décadas de los 60 y 70, Òmnium Cultural formó las plantillas de profesores y profesoras de catalán que, desde la clandestinidad, mantendrían viva la llama de la lengua. Pasados 56 años mantiene su condición de referente cultural y de compromiso social con Catalunya —con la cultura y con la lengua— y es el impulsor de iniciativas que muestran en el mundo la voluntad de progreso y la vocación de libertad de su sociedad.