Tal día como hoy del año 878, hace 1.143 años, la cancillería carolingia nombraba a Wifredo —en aquel momento conde dependiente de Urgell y de Cerdanya— nuevo conde dependiente de Barcelona, de Osona, y de Girona. Aquel nombramiento no implicó que Wifredo abandonara las dignidades que ostentaba (Urgell y Cerdanya); sino que las sumó al conjunto de territorios que pasaba a gobernar. De esta forma Wifredo se convertía en el conde carolingio más poderoso de la Marca de Gotia (el territorio que comprendía los actuales Languedoc y Catalunya Vella); y por su condición de conde de Barcelona, se convertía —automáticamente— en marqués de Gotia; es decir en la máxima autoridad delegada del poder carolingio en el distrito más meridional del reino de Francia.

Pero Wifredo pasó a la historia por otros motivos. El primero es que, con su matrimonio, entroncaría con la familia imperial. Wifredo se casó con Guinidilda, hija de los condes Balduino Brazo de Hierro y Judit de Flandes (nieta del emperador Carlomagno y prima segunda del rey Carlos II de Francia). El segundo motivo es que convertiría su cargo en hereditario. Wifredo fue un producto de su época, marcada por una profunda crisis de la autoridad real (del poder central) que anticipaba la mal llamada Revolución Feudal. De esta forma sería el fundador de la estirpe condal Bellónida, que serían condes dependientes y, posteriormente, independientes de Barcelona; y, también posteriormente, reyes de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Sicilia, de Cerdeña, y de Nápoles.

El nombramiento de Wifredo como conde carolingio de Barcelona y marqués de Gotia vino precedido de una rebelión en el sur del reino de Francia (marquesado de Gotia y condado de Tolosa) que enfrentó a varios condes indígenas —liderados por el magnate franco Bernardo de Gotia— con el poder central. La cancillería carolingia reaccionó y consiguió restablecer su autoridad; y el gran damnificado sería el conde rebelde Bernardo de Gotia (conde carolingio de Barcelona y marqués de Gotia), que fue apartado de todas sus funciones. Los Bellónidas, aunque eran del grupo autóctono, se habían situado del lado del poder central (Wifredo ya estaba casado con Guinidilda, bisnieta de Carlomagno y familiar del rey de Francia); y fueron recompensados con las nuevas dignidades condales.