Tal día como hoy del año 1604, hace 417 años, nacía en Vila Viçosa (Portugal) Juan de Braganza, descendiente directo de Aldonza Roig de Ivorra —primera pareja y madre del primer hijo de Fernando el Católico—, que treinta y seis años más tarde (1640) restauraría la independencia de Portugal y reinaría como Juan IV. Cuando nació Juan de Braganza, el reino de Portugal hacía veinticuatro años que formaba parte de la monarquía hispánica. El año 1580, a la muerte sin descendencia legítima del rey Enrique IV de Portugal, denominado "el rey cardenal", el monarca hispánico Felipe II había incorporado por la fuerza de las armas el reino portugués a sus dominios.

Juan de Braganza era hijo de Ana Velasco de Girón, nieto de María Téllez-Girón, bisnieto de Juana de Aragón y Gurrea, y tataranieto de Alfonso de Aragón y Roig de Ivorra, el hijo que engendraron Fernando el Católico y Aldonza Roig de Ivorra (1469), en el transcurso de las negociaciones matrimoniales de los futuros Reyes Católicos en Cervera. Aldonza era la hija de Pere Roig i Alemany —miembro del equipo negociador de Fernando—. Alfonso (el fruto de aquella relación) por su condición ilegítima no tuvo nunca posibilidades de heredar la corona de su padre, pero, en cambio, ocupó cargos muy destacados: fue arzobispo de Zaragoza y de València, y fue un firme candidato al pontificado.

Fernando no abandonó nunca a Aldonza y a Alfonso. Algunas fuentes revelan que Aldonza, dotada de una inteligencia política extraordinaria, fue la mujer con vestuario masculino que trabajó en la cancillería de Fernando en Barcelona. Fue la sombra que siempre persiguió a Isabel de Castilla, sobre todo después de la prematura muerte de Juan de Aragón y de Castilla (1497), el único hijo varón de los Reyes Católicos. El año 1640, ciento setenta años después del nacimiento de Alfonso de Aragón, primogénito ilegítimo de Fernando el Católico, su nieto de tercera generación lideraría la revolución independentista portuguesa que culminaría con la independencia.